Lisandro Salas dejará el manejo de los acuerdos de precios y pasa a Comunicaciones, en un enroque con Guillermo Moreno, que negociará en términos políticos con los monopolios. Ambos, cercanos a De Vido.
› Por Raúl Dellatorre
Ayer corrió como una versión, pero diversas fuentes ya lo consideran un hecho: el actual secretario de Coordinación del Ministerio de Economía, Lisandro Salas, dejará el cargo para pasar a la Secretaría de Comunicaciones, cuyo actual habitante, Guillermo Moreno, será quien ocupe el cargo que deje Salas. La decisión del enroque no se tomó en las oficinas de la titular del Palacio de Hacienda, sino en el despacho del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, en consulta con el Presidente. El propósito que se dejó traslucir es el de cambiar, por lo menos formalmente, la orientación de la relación con las empresas formadoras de precios, que está bajó la órbita de Coordinación. El estilo de vinculación con las empresas de Moreno puede encontrar más de una contradicción con la línea que hasta ahora trató de imponer Felisa Miceli, quien había logrado una mayor afinidad con quien deja el cargo, Lisandro Salas.
La política de precios y la importancia que se le asignó a la lucha contra la inflación signó en los hechos la finalización del ciclo de Roberto Lavagna en el Ministerio de Economía. Las diferencias personales con Néstor Kirchner lo habían ido distanciando, pero el tema precios fue el detonante. Su reemplazo por Felisa Miceli fue un gesto para homogeneizar criterios entre la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda. La nueva ministra asumió como su mayor prioridad combatir alzas en los insumos y en los precios de productos finales, a través de acuerdos, presiones, política fiscal y hasta, en las últimas semanas, decretando la suspensión de exportaciones, tarea en la cual resignó en buena medida su rol de conductora de la política macroeconómica. En ese marco, desarrolló una línea argumental que caracterizó su postura: en Economía desconfían de los mercados como espacios de competencia perfecta y consideran a los oligopolios (grandes empresas que controlan la oferta y los precios de determinados productos) como el escollo a enfrentar.
Los resultados, sin embargo, no parecen haber dejado conforme a la conducción política del Gobierno. La llegada de Moreno al área que maneja los precios –de él dependerá la Subsecretaría de Defensa del Consumidor– implica un cambio de estrategia. El inminente ex titular de Comunicaciones es descripto, coincidentemente desde fuentes diversas, como “un peleador que no se priva del apriete para dar batalla”, “un perro de presa”, “un apasionado con capacidad política para la negociación”. Pero también como un negociador dispuesto a ceder lo que otros no cederían para conseguir un objetivo puntual. En este caso, que bajen o, al menos no suban, los precios. Aseguran que ésta ha sido su política con las telefónicas, a las cuales conformó sin subir las tarifas, pero garantizándoles rentabilidad a través de sus negocios alternativos. El cambio de estrategia podría resumirse así: en vez de combatir a los monopolios, ahora se buscará el arreglo con los mismos, luego de someterlos a intensa presión.
De Lisandro Salas se dice que, sin ser santacruceño, es “un pingüino pingüino, ciento por ciento de De Vido”. Su corrimiento a Comunicaciones lo pone en contacto directo con su jefe político, quien además toma como un dato a favor posicionar a alguien de su entorno íntimo en dos negocios que le interesan particularmente: telefonía y correo. “Personalmente es un ascenso político, aunque lo saca de un lugar de más alta exposición”, juzgan el resultado del cambio para Salas. En el caso de Moreno, “pasa a ocupar un espacio más político, donde pone a prueba su capacidad con la intención probablemente de buscar otra proyección”. Ambos comentarios pertenecen al entorno de los hombres del Presidente en el Gobierno.
Debajo de Guillermo Moreno, como segundo en el área de Defensa del Consumidor, Miceli designaría a José Luis López, un técnico que ya tuvo participación en las negociaciones por el tema carnes. Una forma de seguir teniendo participación en un área en la que políticamente perderá todo manejo. Con Salas no lo tenía por completo, pero al menos incidía en la definición de la política. Con Moreno será distinto y es muy probable que, incluso por decisión propia, Miceli prefiera mantener distancia.
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