Aunque sin que medie viaje del ministro Julio De Vido a La Paz, los funcionarios argentinos y bolivianos siguen discutiendo las nuevas condiciones de compra del gas que permitan garantizar el abastecimiento de ese combustible en el presente y futuro inmediato. Todo indica que las negociaciones devendrán en un incremento importante del precio que paga Argentina, que podría saltar por encima de los 5 dólares el millón de BTU.

Las conversaciones giran en torno de dos puntos claves como el precio, que actualmente es de 3,18 dólares la unidad térmica, y el volumen, que por ahora representa una porción relativamente modesta del consumo doméstico total (cerca del 5 por ciento), pero que Planificación aspira a cuadruplicar en el corto plazo para paliar el déficit de la producción interna. Este aspecto central de la cuestión está ligado a otra: el gasoducto del Nordeste, que debería construirse para poder traer más gas desde Bolivia.

Esta discusión es previa e independiente al proyecto de nacionalización que está concretando Bolivia, cuyo gobierno fuerza a las petroleras privadas a asociarse con Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). Esta movida sí tensionó el vínculo con Brasil, básicamente porque afecta intereses de Petrobras, productora y refinadora en el país administrado por Evo Morales. Este pleito, según admitió ayer el ministro de Hidrocarburos boliviano, podría zanjarse de modo relativamente sencillo con la empresa brasileña: pagándole con gas el valor de las acciones que cede.