Las dudas sobre la estabilidad monetaria de la economía más grande del mundo provocan pánico en los inversores. Cayeron todas las bolsas. En Buenos Aires, 3,9 por ciento y el dólar a 3,08.
› Por Claudio Zlotnik
La jornada bursátil de ayer rememoró los peores momentos de la última crisis internacional. Hubo caídas en los principales recintos del mundo, tendencia que se acentuó en los mercados emergentes. El índice MerVal bajó 3,9 por ciento, aunque a media rueda el retroceso había llegado al 7. En tanto, los títulos públicos bajaron 1,5 por ciento en promedio, mientras que el dólar subió un centavo, a 3,08 pesos. La Bolsa de San Pablo perdió 3,3 por ciento y la de México, 4. La mala onda se extendió a Europa, donde hubo bajas de entre 2,2 y 3,8 por ciento. Wall Street fue el escenario más moderado: el Dow Jones cedió 0,2 por ciento y el tecnológico Nasdaq, el 1,0. El temblor de ayer fue una réplica del ocurrido la semana pasada y tiene su origen en la expectativa de los financistas de que Estados Unidos seguirá subiendo la tasa de interés.
En diálogo con Página/12, un funcionario del Gobierno dio su lectura de lo ocurrido: “Me parece que, a nivel financiero, lo mejor ya pasó. Habrá que acostumbrarse a la volatilidad de los mercados”. La hipótesis en algunos despachos oficiales es que el contexto internacional empezó a cambiar después de varios años de viento a favor.
La clave es que la inflación en los Estados Unidos está superando las previsiones de la Reserva Federal (banca central estadounidense), y todo indica que, para combatir esa tendencia, Ben Bernanke acentuará la suba de la tasa de interés. Los principales bancos de Wall Street ya descuentan que habrá un retoque de un cuarto de punto en la próxima reunión de la Fed, a 5,25 por ciento anual, y que habrá uno o dos más antes de fin de año.
En este marco, el escenario de abundante liquidez y tasas de interés bajas que caracterizó al mercado internacional se encuentra seriamente amenazado. Muestra de este cambio, ayer se notó una huida de capitales desde los emergentes. Los inversores buscaron refugio en los conservadores bonos del Tesoro estadounidense, que terminaron con un rendimiento del 5,04 por ciento anual. Hace un par de semanas, en un clima financiero mucho más tranquilo, esa tasa se ubicaba en el 5,20 por ciento.
A diferencia de los años ’90, el encarecimiento del costo del dinero en Estados Unidos no tiene un gran impacto sobre la deuda argentina. En la actualidad, salvo la serie de Boden, la mayor parte de los títulos públicos son a tasa fija. La otra diferencia es que ahora no hay apuro por encontrar financiamiento en los mercados: la reestructuración de la deuda y el pago adelantado al Fondo modificaron el panorama. Lo que sí puede ocurrir es que Economía postergue el proyecto de adelantar para el segundo semestre el financiamiento de 2007.
Más que por el costado financiero, la atención se concentra en el impacto del ajuste en Estados Unidos en la economía real argentina. Una desaceleración del crecimiento en la mayor economía del mundo contraerá los precios de las materias primas, que son los principales productos exportables de la Argentina. Ayer hubo algo de eso: en el mercado de Chicago, el maíz cayó 2 por ciento y la soja, el 0,8. El único que subió fue el trigo, un 2,4 por ciento, en medio de versiones sobre la posibilidad de que el Gobierno finalmente corte las exportaciones. La semana pasada, cuando empezó a quedar en claro que la Reserva Federal aceleraría el ajuste monetario, los precios de los commodities bajaron 5,5 por ciento en promedio.
La salida de capitales presionó sobre el tipo de cambio. El dólar subió un centavo, a 3,08 pesos para la venta y, a pesar de la importante liquidación de los exportadores, el Central adquirió apenas 7,5 millones de dólares y 2 millones de euros. Durante el trimestre que dura la liquidación de la cosecha gruesa, la cotización del dólar desciende algunos centavos. Es lo que ocurrió en los últimos tres años. Pero ahora, en medio de la volatilidad de los mercados, esa expectativa se dio vuelta.Con la caída de ayer, el MerVal sumó nueve ruedas consecutivas de retrocesos. En el mes acumuló una baja del 16,7 por ciento, por lo que prácticamente borró la ganancia que había alcanzado en el año.
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