Cuatro días después del acto en la Plaza, Felisa Miceli aprovechó un congreso sobre comercio exterior para hacer su propio balance sobre la situación económica. La exposición no se limitó a destacar los logros. La parte más picante del discurso fue cuando la ministra salió al cruce de los “analistas” que critican su gestión y a diferenciarse de su antecesor, Roberto Lavagna. Al mismo tiempo, dio una señal a los economistas de la city que reclaman una dosis de mayor ortodoxia: en ese sentido, confirmó la vigencia del fondo anticíclico y que el superávit fiscal es una “meta prioritaria” de este gobierno.

Miceli dejó de lado el bajo perfil y en una misma jornada ofreció dos discursos. Por la mañana, durante el XXII Congreso Latinoamericano de Comercio Exterior, destacó que, “aunque son cada vez menos, llama la atención que algunos analistas sigan hablando de la falta de un modelo económico”. Sin hacer nombres, la ministra hizo un punteo con los logros de la política económica durante los tres años de la administración kirchnerista. Mencionó el crecimiento acumulado del 37 por ciento desde el peor momento de la crisis; las exportaciones record; la importante caída de la desocupación y el hecho de que, en este período, 7 millones de personas dejaron atrás la pobreza y otras 4,5 millones salieron de la indigencia. También aseguró que en los últimos tiempos se produjeron “mejoras apreciables” en la distribución del ingreso.

Fue en ese momento que Miceli toreó a los analistas de la city, al asegurar que durante mucho tiempo esos mismos profesionales aplaudieron pomposos anuncios que profundizaron la crisis. “La esencia de nuestro programa es la de trabajar gradualmente para lograr la consistencia macroeconómica, sin grandes anuncios”, contrapuso la funcionaria.

Después de realizar esa crítica, Miceli pasó a un segundo capítulo de su discurso ante empresarios y banqueros, para enfatizar que varios de los puntos considerados clave por la city son también importantes para el equipo económico. “Quiero ser enfática: el superávit fiscal no es una variable de ajuste sino una meta prioritaria para este gobierno”, aseguró.

La frase de Miceli obtiene relevancia después de que Roberto Lavagna realizara críticas a la actual conducción económica por el aumento del gasto público, el consecuente achicamiento del superávit fiscal y el haber dejado de lado el fondo anticíclico. Es una objeción compartida por distintas consultoras y bancos del microcentro. Ayer, la ministra aseguró que ese fondo tiene plena vigencia y que “desde enero se están ahorrando los excedentes fiscales recaudados sobre lo presupuestado”.

Miceli utilizó otro tramo de su alocución para despegarse de las críticas de Lavagna. Su antecesor había señalado durante el fin de semana que la política antiinflacionaria del Gobierno es “incorrecta”. La ministra dejó entrever que la intervención estatal en el esquema de precios es una pieza más para frenar las expectativas inflacionarias. En ese sentido, reiteró que “el superávit de las cuentas públicas es hoy, más que nunca, un elemento central del programa económico. Y un ancla fundamental para las expectativas frente al desafío de la inflación”. La diferenciación con Lavagna no terminó ahí: dijo también que se mantendrá una política monetaria “prudente”, pero “compatible con el crecimiento económico”. En la última parte, enumeró “cinco ejes prioritarios” de cara al futuro: mejorar la competitividad; promover la inversión privada; mejorar las exportaciones y las condiciones del financiamiento y combatir la economía en negro.

Más tarde, ya en el Palacio de Hacienda, la ministra dio otro discurso, que le sirvió para agregar un punto a la lista de prioridades: las pymes. Después de mencionar que las pequeñas y medianas empresas reaccionaron en forma más ágil que las compañías más grandes frente al ciclo positivo de la economía, prometió mejorar la comunicación con aquel sector para que los empresarios pyme se enteren de todas las promociones que elabora el Gobierno.