Felisa Miceli se sigue diferenciando de Roberto Lavagna. Mientras el ex ministro promovió una ley de fomento a la inversión orientada a las grandes empresas, su sucesora pone énfasis en el desarrollo de las pymes.

Su cartera anunció un relanzamiento de todos los programas focalizados a ese segmento de empresas y a la vez puso en marcha otro plan destinado a apuntalar a cadenas productivas enteras, a través de distintos instrumentos. Un objetivo asociado a este que se fijó la titular del Palacio de Hacienda es que la acción del gobierno nacional tenga un impacto regional extendido, situación que en la actualidad no siempre se da.

El nuevo plan que se aplica a través de la subsecretaría Pyme, a cargo de Matías Kulfas, es de apoyo a los clusters productivos. Consiste en identificar sectores con potencialidades de crecimiento importantes y asistirlos con préstamos a tasa subsidiada, programas de capacitación y acciones de promoción de exportaciones. La intención es consolidar las cadenas de valor, favoreciendo el desarrollo de algún eslabón que se encuentre más debilitado por la competencia exterior o que esté más retrasado en su crecimiento.

Se elegirán rubros de todo el país. Por ejemplo, en Córdoba hay unas 60 pymes diseñadoras de software que necesitan respaldo para conseguir créditos. En este caso, la misión del organismo oficial es intermediar con las Sociedades de Garantía Recíproca para que las ayuden en la gestión de los préstamos. Otra función de la subsecretaría es facilitar los trámites de esas compañías para que puedan certificar la calidad de sus productos y de ese modo logren exportarlos. Otros sectores bajo análisis son los de la madera, muebles y diseño; textil, indumentaria y moda y proveedoras de la industria petrolera.

Miceli pretende dar un salto con este tipo de acciones respecto del trabajo que se desarrolló durante la gestión de Lavagna, cuando el eje de los planes de ayuda para pymes estuvo en los subsidios de tasa de interés. Esa labor continuará, pero la misión que se fijaron en Economía es ampliar la ayuda a otras cuestiones igualmente relevantes. Y, al mismo tiempo, extender la presencia a nivel nacional.

En Economía recordaron que con el descuento de tasas se busca “disminuir el costo financiero de las pymes y mejorar sus condiciones de acceso al crédito, bonificando la tasa de interés bancaria en hasta ocho puntos porcentuales sobre la tasa nominal o bien hasta el 50 por ciento de la misma, la que resulte menor”. En el período 2003-2005 se realizaron 19 llamados a licitación y se adjudicaron 163.562 créditos por más de 725 millones de pesos, de los cuales 413 millones fueron para capital de trabajo, 209 millones para bienes de capital y 103 millones para bonificaciones regionales diferenciadas.

Cerca de Miceli también destacaron que existe otro programa de asistencia financiera, que es el Fondo Nacional de Desarrollo para micros, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs), por 100 millones de pesos, constituido bajo la forma de fideicomiso financiero con recursos aportados por el Estado. Esta propuesta tiene por objetivo brindar financiamiento a mediano y largo plazo para inversiones productivas, a través de préstamos con una tasa de interés anual variable, equivalente al 50 por ciento de la tasa de la cartera general del Banco Nación.

“Por cuarto año consecutivo la economía está creciendo a tasas muy elevadas, y esto se transforma en una permanente recuperación de los niveles de empleo; las exportaciones continúan creciendo, y en esto mucho tienen que ver las pequeñas y medianas empresas”, destacó Kulfas al inaugurar un ciclo de conferencias de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA). El funcionario agregó que “la diferencia fundamental respecto de la década pasada, cuando cerca del 40 por ciento de la inversión era realizada por empresas grandes, en esta etapa la inversión es un fenómeno eminentemente de pymes”.