Durante décadas, los procesos de crecimiento de la economía argentina finalizaron con una crisis de balanza de pagos. Las importaciones superaban las exportaciones; el Estado gastaba más de lo que lograba recaudar; el ahorro interno era insuficiente y se dependía del financiamiento internacional. Cuando el crédito externo mermaba, el modelo entraba en cortocircuito. El último ejemplo de esa experiencia repetida es el estallido de la convertibilidad. La situación actual es exactamente la inversa: hay superávit comercial, superávit fiscal, el ahorro interno alcanza y sobra para financiar la inversión y existe entrada de divisas. En el primer trimestre de este año, el ingreso de capitales del sector privado fue de 909 millones de dólares.

El Indec dio a conocer ayer los resultados de la balanza de pagos entre enero y marzo. La cuenta financiera y las reservas del Banco Central registraron el impacto del pago anticipado de la deuda con el FMI. El tercer componente, la cuenta corriente, tuvo un superávit 160 millones de dólares mayor al del primer trimestre de 2005.

La cuenta financiera anotó un déficit de 8145 millones de dólares. Esto se debe a la cancelación de los compromisos con el Fondo. Se giraron a ese organismo 9530 millones de dólares. Pero se hicieron otros pagos netos al Banco Mundial y al BID por 907 millones, con lo cual la suma total de liquidación de deuda a organismos multilaterales fue de 10.437 millones. Si a ello se le suman los pagos de intereses a esas mismas instituciones, la cifra global se ubica en 10.766 millones. En contrapartida, se colocaron bonos del Estado a no residentes por 1371 millones de dólares. Venezuela compró títulos por 1000 millones, mientras que los 371 millones restantes fueron adquiridos por inversores extranjeros.

Más allá de la situación puntual de cancelación de deuda con organismos, el dato más importante de la cuenta financiera es el ingreso neto de 909 millones de dólares por parte del sector privado. De ese total, los bancos aportaron 299 millones (básicamente, por la colocación de acciones que hizo el Banco Macro en Wall Street). El Indec destacó que “es un resultado atípico después de una serie con egresos netos en los últimos años”. El sector no financiero (el resto de las empresas) ingresó 610 millones. Esto es producto “principalmente de la reinversión de utilidades y, en menor medida, de aportes de capital”, así como del financiamiento de importaciones.

El informe revela que la deuda externa total (pública y privada) a fines de marzo último ascendió a 104.364 millones de dólares. Aquí se aprecia el pago a los organismos de crédito. La deuda externa del sector público bajó a 55.575 millones de dólares (la deuda pública total supera ligeramente los 100.000 millones).

La cuenta corriente, en tanto, tuvo un superávit de 1179 millones de dólares, contra los 185 millones del primer trimestre de 2005. El aumento se explica por los efectos del canje de deuda sobre el débito de intereses. El año pasado, entre enero y marzo se habían pagado en ese concepto 1352 millones. Como los resultados se ven alterados por esta situación, el Indec elaboró una serie “comparable”, excluyendo esos factores. En este caso, el superávit fue unos 160 millones mayor a los 185 millones del primer trimestre de 2005.

El superávit comercial fue de 2713 millones. En servicios, hubo un déficit de 376 millones, generado fundamentalmente por el rubro turismo. La cifra es muy inferior a la de la década pasada. Finalmente, rentas de la inversión anotó un déficit de 1314 millones. Las empresas hicieron giros por utilidades y dividendos por 934 millones, en tanto que 380 millones fueron para pagar intereses de deuda.