Los expendedores de combustibles anunciaron un paro de actividades para el lunes 3 de julio. Es la segunda medida de fuerza que tomará el sector en un mes. La anterior fue de carácter simbólico, ya que tuvo una duración de sólo tres horas y fue para “llamar la atención” del Gobierno, a quien le piden ayuda, y para protestar contra las petroleras por la reducción de sus márgenes de ganancia. La situación no se movió en este tiempo y por eso los estacioneros repetirán la acción, aunque esta vez durante ocho horas: de 14 a 22. Una de las cámaras que los agrupa denunció, por otra parte, que en varias provincias sigue habiendo faltante de gasoil.

La Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (Cecha) es la que promueve el paro. Agrupa a alrededor de 4500 estaciones, sobre un total de 5000 en todo el país. Quedan excluidas las que forman parte de la red directa de las petroleras, que a pesar de ser muchas menos tienen altos volúmenes de venta porque están ubicadas en lugares estratégicos. La medida de fuerza anterior tuvo mayor impacto en el interior, con una adhesión de hasta el 95 por ciento, y fue más limitada en la Capital Federal, con el 60 por ciento.

El problema para los expendedores es el virtual congelamiento del precio de los combustibles líquidos desde 2003, por un acuerdo no escrito entre el Gobierno y las petroleras para evitar un impacto inflacionario. En el mismo período, sus costos salariales “aumentaron un 60 por ciento y el resto de los insumos se incrementaron holgadamente por encima del 100 por ciento”, destacó Cecha.

Los estacioneros, casi en su totalidad pymes, intentaron primero renegociar sus contratos con las petroleras para recuperar márgenes de ganancia, pero esas grandes empresas se negaron. Entonces fueron a pedir la intervención del Gobierno, a fin de que fuerce a las petroleras o bien les conceda un subsidio para paliar la situación. Los intentos de negociación fueron con la Secretaría de Energía, sin éxito hasta el momento.

“No queremos que aumente el precio de los combustibles. Sólo pedimos que una pequeña parte de las ganancias de las compañías petroleras, o en su defecto una pequeña parte de lo recaudado por el fisco en concepto de impuestos a los combustibles, se utilice para recomponer la rentabilidad de las empresas que venden el producto y atienden al público”, expresó Cecha. La entidad insistió en que las estaciones de servicio son las más perjudicadas del sistema, a pesar de constituir el eslabón más importante de la cadena de comercialización.

“Nuestras 4500 empresas, en su mayoría pymes familiares, generan más de 60 mil puestos de trabajo a nivel nacional, aportamos por adelantado millonarias sumas al Estado nacional en impuestos, y contribuimos al desarrollo de la industria petrolera”, insistió Cecha.

Por otra parte, la vicepresidenta de la entidad, Rosario Sica, aseguró que “cotidianamente” recibe “llamados de estaciones de servicio del NEA, en donde estos empresarios muestran preocupación por la falta de gasoil para proveer a quienes hoy están en plena época de cosecha de la soja y siembra del trigo”. La dirigente empresaria además relativizó que la solución sea pedirle abastecimiento a Enarsa, tal como lo estableció el Gobierno, porque remarcó que la petrolera estatal “se toma un plazo de cinco días para enviar combustible, con el costo del flete a cargo del expendedor necesitado”. Este tiempo “resulta una eternidad para el expendedor, que no tiene otra opción que resignarse a perder el cliente, ya que el demandante busca en otra parte”.