La ministra de Economía, Felisa Miceli, y su par brasileño, Guido Mantega, repasaron ayer una nutrida agenda económica regional. No sólo avanzaron sobre los proyectos anunciados durante la cumbre de la semana pasada en Córdoba (Banco del Mercosur, coordinación de políticas ante el Fondo Monetario), sino que también sumaron nuevas propuestas, como dar los primeros pasos para eliminar el dólar de las transacciones comerciales dentro del bloque, con vistas hacia una moneda única del Mercosur. “Acordamos una serie de iniciativas comunes, entre ellas la posibilidad de crear un mecanismo para que las transacciones comerciales se realicen en monedas locales”, reveló Mantega. Y consideró que esta iniciativa “sería un preámbulo de una moneda única”.

Miceli mantiene una excelente relación personal con Mantega de los tiempos en que ella era presidenta del Banco Nación y él, titular del Banco Nacional de Desarrollo. Tanto es así que suelen dialogar telefónicamente todas las semanas. Ese trato especial llevó a agendar la reunión de ayer en el Palacio de Hacienda, la cual –para la sorpresa de muchos– excedió a los temas discutidos en Córdoba.

El brasileño ofreció una conferencia de prensa tras el encuentro, de la que no participó Miceli, enfrascada en los anuncios del plan ganadero, que minutos más tarde realizaría en Casa de Gobierno. Según contó, los funcionarios técnicos de los bancos centrales de ambos países ya están trabajando en un proyecto para que las transacciones comerciales bilaterales se realicen en las monedas locales, lo cual marginaría de las operaciones al dólar, hasta ahora moneda de referencia para todo el continente. La intención es que las primeras propuestas estén listas antes del 8 de agosto, cuando tendrá lugar una reunión de presidentes de bancos centrales del bloque. Los objetivos son múltiples: reducir los costos de comisiones de intermediación que cobran los bancos por las operaciones cambiarias; dotar de mayor “personalidad” al Mercosur; generar confianza en las monedas locales, y dar el puntapié para llegar algún día a una moneda única del Mercosur.

Esta decisión “valorizará nuestra monedas locales, y es un paso previo hacia una moneda unificada, no sé de aquí a cuántos años, pero es un primer paso”, señaló Mantega. Y aunque admitió que “no será una operación fácil”, sostuvo que con Miceli acordaron “darle cierta prioridad al tema, ya que esto facilitaría las operaciones y estimularía el comercio”.

Por otro lado, en la charla volvieron a estar presentes dos de las cuestiones claves abordadas durante la Cumbre del Mercosur en Córdoba: la creación de un banco del Mercosur y la adopción de “posiciones comunes” ante los organismos internacionales de crédito.

Respecto del FMI, el ministro brasilero explicó que existe la posibilidad de llevar una propuesta conjunta para rediscutir los aportes que realiza cada país, lo cual sería una forma de “redistribución de poder” dentro del organismo. También se habló de elevar un plan para que el Fondo incluya dentro de sus programas “líneas contingentes” para que los países las utilicen “sólo para atender desequilibrios financieros” transitorios. Y que estas líneas sean otorgadas en base a criterios objetivos. Estas propuestas podrían ser presentadas por los miembros del Mercosur en septiembre, durante la Asamblea anual conjunta del FMI y el Banco Mundial, en Singapur. “Se trata de que como socios tenemos obligaciones y queremos tener derechos. No es justo que el FMI sólo imponga obligaciones”, se entusiasmó Mantega.

Asimismo, el ministro brasileño defendió la creación de un banco regional por entender que “las instituciones que hay ahora no son suficientes para el nivel de crecimiento y transacciones de la región”.

La idea original fue planteada el año pasado por Hugo Chávez, en lo que pareció un proyecto faraónico más del líder venezolano. Sin embargo, la iniciativa fue retomada este año por el equipo económico de Miceli, estudiada en profundidad y relanzada durante la Cumbre de Córdoba. La propuesta es que el capital inicial del banco (alrededor de 7000 millonesde dólares) sea integrado con una fracción de las reservas de los bancos centrales de Brasil, Argentina y Venezuela. El gobierno argentino ya se candidateó para que la sede central de la entidad esté en el país.