ECONOMíA › LA FED NO MODIFICO LA TASA
› Por Claudio Zlotnik
Por primera vez en dos años, la Reserva Federal (banca central estadounidense) mantuvo sin cambios la tasa de interés de corto plazo. Después de 17 ajustes consecutivos, que se dieron a partir de junio de 2004, la tasa quedó en el 5,25 por ciento anual. A pesar de la novedad, los mercados financieros reaccionaron en forma negativa, porque la FED emitió un comunicado con una advertencia para los operadores: que aún persisten los riesgos inflacionarios y no excluyó la posibilidad de nuevos retoques en el futuro. Para la Argentina, la decisión de la Reserva Federal es una buena noticia.
Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, dejó en claro que la pausa en la tendencia alcista de la tasa no debería interpretarse como el final del proceso iniciado hace un par de años. El argumento central para dejar de elevar el costo del dinero fue que el ritmo de crecimiento de la economía estadounidense se desaceleró en los últimos meses. Sin embargo, ese enfriamiento no se tradujo, al menos por ahora, en una menor presión inflacionaria. En este contexto, el índice MerVal cayó 1 por ciento, sumándose a la tendencia negativa de Wall Street.
La apuesta de Bernanke es clara: se juega a que las sucesivas alzas de las tasas aflojen la tensión inflacionaria en los próximos meses. El banquero central confía que los ajustes monetarios finalmente aquietarán la presión sobre los precios. Actualmente, la inflación en Estados Unidos se sitúa en el 4,3 por ciento anual. Pero si se excluyen los rubros más volátiles (petróleo y alimentos), el ritmo disminuye al 2,6 por ciento anual. Incluso existe otro indicador que mide la inflación en relación con el Producto, que se ubica en el 3,5 por ciento anual. Bernanke suele afirmar que sólo tolerará una inflación inferior al 2 por ciento.
El problema es que, en el comunicado de ayer, Bernanke admitió que “continúan existiendo riesgos de inflación” y que pueden ser necesarios ajustes adicionales, cuya “extensión y oportunidad dependerán de la evolución de la inflación y del crecimiento económico”. El temor de la FED es que si se mantiene la tendencia alcista del costo del dinero, la economía desemboque en una recesión.
Desde ese punto de vista, la cautela de Bernanke se convirtió en un hecho positivo para la Argentina. El freno en la suba de la tasa tiene impacto en al menos tres capítulos:
- Relega la posibilidad de una caída en los precios de las materias primas, que son los principales productos exportables de la Argentina. Ese escenario se barajó cuando parecía que Estados Unidos continuaría con la suba de la tasa.
- Incentiva la inversión en el mercado local (tanto financiero como en la economía real), ya que desalienta la alternativa de obtener rentas más importantes en Wall Street. Respecto del segmento financiero, en Nueva York y en la city porteña estiman que podría darse un rally alcista de los bonos de largo plazo.
- También se descarta un incremento del stock de la deuda que se encuentra colocada a tasa flotante. Se calcula que por cada cuarto de punto de encarecimiento de la tasa internacional, a la Argentina le cuesta alrededor de 130 millones de dólares anuales.
La próxima reunión de la FED será el 20 de septiembre y el consenso es que allí también se mantendrá la tasa. No obstante, el panorama parece difuso. Vladimir Werning, economista jefe del banco de inversión JP Morgan, comentó a Página/12 que “los operadores están divididos. El disenso radica en si la economía estadounidense se debilitará o si habrá un rebote, que implicará mayores presiones sobre la inflación”, explicó. La mayoría de los bancos neoyorquinos prevé que si bien la tasa se mantendría un par de meses más, habría un retoque de un cuarto de punto antes de fin de año.
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