ECONOMíA
› EL BID Y EL BANCO MUNDIAL NO REPROGRAMARAN LOS VENCIMIENTOS
Nuevo tropiezo sobre la cornisa
En Economía todavía no encuentran el mecanismo para eludir vencimientos por 800 millones de dólares de deudas con organismos internacionales de las próximas dos semanas. A diferencia del FMI, el BID y el Banco Mundial, no pueden “patear” las fechas voluntariamente.
El Fondo Monetario sigue manteniendo en vilo a la administración Duhalde con sus declaraciones, que aflojan y tensan el clima de la negociación en una misma frase. El vocero de la entidad, Thomas Dawson, aseguró que “era posible” firmar un acuerdo a fines de julio, “pero el progreso no ha sido tan rápido como hubiéramos esperado”, se lamentó luego. Así, respondió al propio presidente Duhalde, quien había reclamado el fin de semana pasado “mayor rapidez” al organismo. Por otro lado, se conoció que el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y el Banco Mundial no podrán, por estatuto, refinanciar los vencimientos de deuda de julio, como anunció que haría el FMI. En el caso del BID, con quien vencen en julio 750 millones de dólares, el Gobierno debería instrumentar algún tipo de operación que calce la recepción de nuevos préstamos para aplicarlos a la cancelación de los compromisos inmediatos. A pesar de la buena predisposición de Enrique Iglesias, presidente del BID, hacia Argentina, hasta ahora no se ha logrado aceitar ninguno de estos mecanismos.
Ayer, las declaraciones procedentes del Fondo Monetario se concentraron en la crisis regional y las negociaciones con el Ministerio de Economía, y obviaron el anuncio oficial de adelantamiento de las elecciones para marzo. Sin embargo, según fuentes cercanas a la negociación con el organismo, el tema ocupó en los últimos días un lugar central en la agenda del Fondo. Tanto es así que la interpretación que se hacía en Economía indicaba que en las próximas semanas estarían dadas las condiciones para el anuncio de refinanciación de los vencimientos hasta fin de año, la meta con que se ilusionó en vano Remes Lenicov y persigue Roberto Lavagna desde que asumió como ministro. Y hasta podría haber alguna señal en igual sentido sobre los vencimientos de los primeros meses del año próximo. Con elecciones en el horizonte cercano, Washington negociaría más adelante con el eventual sucesor de Duhalde un programa a más largo plazo.
Sea como fuere, Dawson siguió echando una de cal y otra de arena en sus declaraciones. Por un lado dijo que “estamos trabajando (en las negociaciones) con la mayor urgencia y rapidez posible”, pero de inmediato afirmó que “no hemos fijado una fecha” para los anuncios. Luego no descartó que se pudiera cerrar el acuerdo hacia fines de julio: “Casi cualquier cosa es posible, ciertamente ese punto era posible”, aseguró, pero por otro lado destacó que no se avanzó “tan rápido como hubiéramos esperado”, cargando la responsabilidad en el Gobierno, como lo había hecho la semana pasada el propio titular del Fondo, Horst Köhler. Así y todo, prometió que en las próximas semanas las negociaciones “avanzarán a un ritmo intenso”.
Dawson también confirmó que el Fondo seguirá insistiendo en recortar los redescuentos a los bancos y así fijar un “ancla monetaria”, mediante una menor emisión de pesos, con el objetivo de frenar al dólar sin vender reservas. “Las autoridades entienden totalmente que tenemos preocupaciones sobre el programa monetario, sobre el ancla, y estamos tratando otros asuntos relacionados como el sector bancario. Ese será el asunto que tratarán las misiones allí”, sostuvo.
La novedad de ayer fue que el BID blanqueó que, por sus estatutos, no podrá refinanciar el vencimiento de casi 800 millones de dólares que debería pagar el Gobierno en julio, como supuestamente habían acordado el titular del organismo, el uruguayo Enrique Iglesias, y Lavagna el sábado en Washington. “No hay posibilidad de ‘rollover’ (reprogramación) ”, aseguraron distintos voceros del Banco, “ni el BID ni el Banco Mundial tienen la facultad del Fondo Monetario de postergar el pago de deudas”.
En realidad, Iglesias fue muy cuidadoso en sus declaraciones posteriores al encuentro con el ministro. Y se limitó a decir que “Argentina no va a entrar en default con el BID”. Así las cosas, funcionarios de Economía y el propio organismo imaginaban, como alternativa, que Argentina “pagara” sólo en forma figurada los 800 millones de dólares de julio, porque los fondos quedarían en una cuenta indisponible en el Central. Una vez que se firmara el acuerdo con el Fondo, podría negociarse con el BID el “reintegro” (disponibilidad) de esa suma, contabilizándose nuevamente como reservas del Banco Central. El problema es que transitoriamente las reservas disponibles quedarían bien abajo de los 9000 millones, un piso que el Gobierno sabe que es muy riesgoso perforar.
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