ECONOMíA › LA DESOCUPACION CON PLANES SOCIALES BAJO A 10,4 POR CIENTO. FUERTE CRECIMIENTO DEL EMPLEO
Las cifras de desocupación sorprendieron a los propios funcionarios por el ritmo de mejora en el segundo trimestre del año. Sin contar los planes Jefes la desocupación trepó a 12,8 por ciento. Más beneficiarios consiguieron un conchabo. Aún 3,5 millones de personas tienen problemas laborales.
› Por Fernando Krakowiak
El índice de desempleo cayó a 10,4 por ciento en el segundo trimestre, 1,7 punto por debajo del mismo período del año anterior, según informó ayer el Indec. Mientras que la subocupación disminuyó de 12,8 a 12 por ciento. La baja se produjo pese a que en el último año se registró un aumento de un punto en la tasa de actividad debido a que más personas salieron a buscar empleo alentadas por la reactivación económica. Pese a la mejora en los indicadores, casi 3,5 millones de personas continúan teniendo problemas de empleo en el conjunto de los aglomerados urbanos del país. Si se considera como desempleados a los beneficiarios del Plan Jefas y Jefes la tasa de desocupación se eleva a 12,8 por ciento. Sin embargo, este grupo disminuyó 2,9 por ciento en el último año, casi el doble que la desocupación.
Esto se explica fundamentalmente por la incorporación acelerada al mercado laboral que vienen teniendo los receptores de esos planes, aunque también hay que considerar que en los últimos meses varios miles han migrado al Plan Familias y en el cálculo del Indec los beneficiarios de ese plan dejan de ser considerados desocupados para pasar a ser inactivos. El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, celebró ayer el nuevo índice y señaló que “no es una sorpresa, es una confirmación del camino que estamos transitando, un camino donde crece el empleo frente a una caída de los planes sociales”. Para Néstor Kirchner el número tampoco resultó sorpresivo. A fines de julio, el Presidente había señalado que “me puedo llegar a equivocar, pero números más, números menos para el segundo trimestre calculamos que la desocupación va a ser de 10,4 por ciento”.
En el Ministerio de Trabajo se encargaron de destacar ayer a Página/12 que si durante el último año la tasa de actividad se hubiera mantenido igual, en lugar de crecer un punto como lo hizo, la desocupación habría descendido a 8,3 por ciento. En ese escenario, considerar a los beneficiarios del Plan Jefes como desocupados habría llevado la tasa al 10,7 por ciento.
Más allá de ese ejercicio numérico, los datos de desempleo muestran una fuerte baja, que adquiere mayor dimensión cuando se compara los indicadores, por ejemplo, con el primer trimestre de 2003, cuando la desocupación era de 20,4 por ciento (sin planes se elevaba a 26,6 por ciento) y la subocupación de 17,7 por ciento.
La fuerte baja del desempleo es una consecuencia del crecimiento sostenido de la actividad económica a tasas cercanas al 9 por ciento. Uno de los principales motores de esa recuperación ha sido la industria, que subió 8,8 en julio y 7,6 por ciento en los primeros siete meses del año, en comparación con los mismos períodos del año anterior. Esa suba viene siendo impulsada por la fabricación de automóviles y la construcción. Este último sector absorbe gran cantidad de mano de obra.
La baja de la desocupación evidencia también el mantenimiento de una elasticidad Empleo-Producto muy alta, si se la compara con otros períodos de las décadas pasadas. Según datos del Ministerio de Economía, en los últimos 12 meses fue de 0,68 (por cada punto de aumento del PIB el empleo crece 0,68 puntos porcentuales) y desde el segundo trimestre de 2002 promedia 0,8, muy por encima incluso de lo ocurrido en el último ciclo de crecimiento fuerte ocurrido durante la convertibilidad (1995-1998) cuando trepó a 0,58.
No obstante, en Economía sostienen que lo ideal sería que la elasticidad Empleo-Producto comience a bajar a medida que la tasa de desocupación converga a niveles compatibles con la plena ocupación. De lo contrario podría convertirse en una limitante, ya que el crecimiento virtuoso es el que se nutre de una alta productividad del trabajo (baja elasticidad), lo que permite aumentar el PIB per cápita.
Ese tipo de análisis son los que empezarán a primar si la desocupación continúa bajando y perfora el piso del 10 por ciento, cumpliendo el objetivo que se propuso el presidente Néstor Kirchner. Sin embargo, algunos analistas consideran que quienes aún quedan fuera del mercado laboral constituyen el “núcleo duro” del desempleo, personas que presentan fuertes dificultades de reinserción porque no cumplen con los requerimientos que exigen las empresas. En su mayoría son desocupados sin historia laboral o experiencia en ocupaciones de baja calificación y varios años de exclusión.
Un dato que podría estar preanunciando estas mayores dificultades es la desacelaración que se evidencia en la baja de la desocupación cuando se comparan los segundos trimestres desde que comenzó la reactivación. En el segundo de 2004 la baja interanual había sido de 3 puntos, en 2005 de 2,7 y este año de 1,7 puntos. No obstante, los indicadores económicos de crecimiento y empleo vienen desafiando incluso las proyecciones más optimistas. Por lo tanto, en el Gobierno esperan perforar rápidamente el piso de los dos dígitos y estabilizarlo por debajo de esa cifra. En ese caso, los especialistas coinciden en que el desafío consistirá en tratar de que los trabajadores dejen de ser pobres, pues en la actualidad el desempleo es menor que en los ’90, pero la pobreza es superior.
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