Falleció ayer Rogelio Frigerio, creador del MID y hombre clave en la gestión de Arturo Frondizi. Recogió odios y admiración. Marcó una época.
› Por Raúl Dellatorre
A los 91 años, consecuencia de una larga dolencia, falleció ayer por la madrugada uno de los últimos sobrevivientes de los protagonistas de la política de fines de los ’50 y principios de los ’60: Rogelio Frigerio. Economista, hombre clave del gobierno de Arturo Frondizi entre 1958 y 1962, fundador del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) y de la revista partidaria Qué, odiado por muchos políticos de su época como igualmente admirado por destacados dirigentes empresarios, Frigerio es reconocido como padre de la escuela desarrollista en la Argentina y, de hecho, formulador de la primera política económica de esa corriente en el ’58. Su postura creó una de las más influyentes corrientes en el gremialismo empresario que hoy todavía subsiste e identifica a buena parte de los que levantan las banderas del capitalismo nacional.
Frigerio se inició en la política como militante universitario de izquierda. Pero su salto a la política grande lo dio al organizar a un grupo de intelectuales para apoyar la candidatura de Arturo Frondizi en 1958. Ambos se conocieron a principios de 1956. Frondizi era presidente de la Unión Cívica Radical. Frigerio estaba al frente de un grupo dedicado al estudio de los problemas nacionales y a proponer soluciones para el país. Por iniciativa de un amigo común, Néstor Machinandiarena, ambos se encontraron y de inmediato alcanzaron un total acuerdo, según relatan sus partidarios.
Convertido en uno de los hombres de su mayor confianza, Frigerio fue enviado por Frondizi como emisario para la búsqueda de un acuerdo con el exiliado ex presidente Juan Domingo Perón, para que éste le diera su apoyo en las elecciones de ese año. En Venezuela, Frigerio se reunió con John William Cooke, delegado político de Perón, con quien selló el pacto por el que el General llamaría a votar por Frondizi a cambio de que éste, en sus primeros 90 días de gestión, reestableciera las conquistas obtenidas por el pueblo con el peronismo en el campo social, económico y político, normalizara los sindicatos y la CGT, reconociera y rehabilitara al partido peronista y otorgara una amnistía general a los proscriptos y encarcelados por motivos políticos, y una mejora en el nivel de vida de los asalariados.
Frondizi, con el sello de la UCRI, ganó cómodamente por sobre la fórmula del radicalismo. Y nombró a Frigerio en el cargo de secretario Legal y Técnico. Desde allí, elaboró el plan económico teniendo como prioridades el crecimiento económico (“crear riqueza para poder distribuirla”); la necesidad de financiarlo mediante el aporte del capital extranjero, ya que consideraba al ahorro interno insuficiente y al capital nacional escaso o poco dispuesto a la inversión de riesgo, y la preeminencia del papel del Estado en la transición del subdesarrollo al desarrollo, “para enfrentar el poder desestabilizador del capital monopólico internacional”.
Justamente, fue la convocatoria al capital extranjero para promover la producción petrolera (el primer contrato con la Standard Oil fue el detonante) la que provocó el principio de la ruptura con el peronismo. La huelga general en rechazo de la extranjerización del petróleo, sin participación de YPF, derivó en la declaración del estado de sitio y el encarcelamiento de dirigentes gremiales.
Sin el apoyo del peronismo, Rogelio Frigerio buscó formar un movimiento político propio de apoyo al presidente, el MID. A su vez, fue el encargado de enfrentar las presiones de las Fuerzas Armadas, que le habían cedido el sillón de Rivadavia en febrero de 1958 pero no el poder. Producto de su propia debilidad, aislamiento y de nuevas presiones militares, el gobierno de Frondizi cae en 1962. Pero el vínculo con Frigerio se mantuvo sólido hasta sus últimos días.
Desde entonces, el MID y el “frigerismo” fueron tomados como bandera del capitalismo nacional por diversos sectores del empresariado local. El “desarrollismo” quedó instalado como la alternativa de construcción de un modelo de crecimiento industrial y difusión del bienestar “a partir” de la promoción de las industrias de base y su proyección a escala internacional. Pese a su mala experiencia de gobierno, Frigerio siempre reivindicó como fórmula política la asociación entre el empresariado nacional, el sindicalismo, la Iglesia Católica y las Fuerzas Armadas, como pilares del modelo de desarrollo nacional. Con tales banderas, se presentó como candidato a presidente en las elecciones de marzo de 1973. Derrotado, se sumó luego como aliado al Frente Justicialista que en octubre de ese mismo año llevó a la presidencia a Juan Domingo Perón. Pese a la reconciliación con el viejo líder, en el justicialismo muchos seguían viendo a Frigerio como el “traidor” de 1958.
Sus últimos instantes los pasó en la vieja casona de Arribeños y Teodoro García, en el barrio porteño de Belgrano. Hace apenas un par de semanas había sido declarado Ciudadano Ilustre por la Legislatura porteña, por su “contribución al desarrollo nacional” a través de la formulación de su doctrina económica. Desde la tarde ayer y hasta hoy por la mañana, Frigerio es velado en el mismo Palacio Legislativo en el que se lo distinguió el 31 de agosto, en el Salón Presidente Perón.
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