Sáb 16.09.2006

ECONOMíA

Miceli no coincide con Rato ni para tomar café

La reunión que iban a protagonizar en Singapur fue cancelada. El director gerente del Fondo volvió a atacar la política de acuerdos de precios, el dólar alto y la evolución del gasto.

La relación entre el gobierno argentino y el FMI está en un pozo. El nuevo episodio que reflejó esa realidad fue la cancelación de la entrevista que iban a mantener ayer la ministra de Economía, Felisa Miceli, y el titular del organismo, Rodrigo Rato. Se suponía que en esa oportunidad la jefa del Palacio de Hacienda explicaría por qué votará en contra de la propuesta de reestructuración del organismo que prepararon sus autoridades. Y que Rato le diría cuál es la razón de su rechazo a la política de acuerdos de precios y de dólar alto. Pero ni siquiera tuvieron la oportunidad de sentarse a discutir. Sobre la hora, la reunión fue cancelada por “cuestiones de agenda”. Ninguna de las partes pudo confirmar si el encuentro se realizará en los próximos días. La única referencia de Rato a la Argentina fue para cuestionar su política económica.

Todo ello ocurrió en el marco de la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial, que en esta oportunidad se lleva a cabo en Singapur. Rato ofreció una conferencia de prensa en la que hizo varios comentarios sobre la situación argentina. Primero reconoció que la economía experimenta un crecimiento “muy fuerte”, con “reducción de pobreza y generación de empleo”. Pero luego advirtió que esa expansión produce un “sobrecalentamiento”. La última vez que el FMI utilizó ese término fue a principios de 1998. En aquel momento sugirió “enfriar la economía”. Pocos meses después comenzaría la recesión más larga en la historia del país.

Rato introdujo aquel concepto en medio de su explicación de por qué la política de acuerdo de precios sería inapropiada. “Hemos observado (que el Gobierno aplicó) medidas administrativas para reducir la inflación, pero pensamos que dichas medidas van a introducir distorsiones y no van a ser muy eficientes”, pronosticó. Si bien se produjo una desaceleración de la inflación, los economistas ortodoxos sostienen que hay presiones reprimidas que estallarán en algún momento.

El director del Fondo planteó su receta para atacar el problema de la suba de precios: “Deberían usar la política monetaria y fiscal para enfrentar esta situación”. Eso equivale a un reclamo de aumento de las tasas de interés y de una contracción del gasto público, para elevar el superávit fiscal. Es decir, no ha cambiado nada. El Fondo mantiene los mismos planteos que hace cinco años, como si la economía y los problemas que enfrenta no hubiesen evolucionado en todo ese tiempo.

“En nuestra opinión –insistió Rato–, la tendencia de la política macroeconómica (argentina) es demasiado laxa y está dando margen a fuertes presiones sobre los precios, algo que podríamos describir como señales de sobrecalentamiento.” A los pedidos de ajuste fiscal, monetario y a la crítica a los acuerdos de precios se sumó un cuarto tema que también es una obsesión para el FMI: el valor del dólar. El titular del organismo pidió que el Gobierno “deje que la moneda pueda ser más afectada por presiones del mercado y responda mejor a la situación actual de la economía”. Eso implicaría una caída del tipo de cambio. Miceli sostuvo hace dos semanas que si el Banco Central y el Gobierno dejaran de apuntalar la cotización del dólar, éste caería a 2,30 pesos.

A las críticas de Rato, se sumaron las de Charles Dallara, director del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), la mayor asociación de banca del mundo. Tras congratularse diplomáticamente por la recuperación de la economía argentina, Dallara también arremetió contra la política del gobierno de Kirchner. “Pensamos que no resulta eficiente manejar la inflación mediante un control de precios selectivo”, aseguró desde Singapur, antes de poner sobre la mesa una “segunda preocupación”: el asunto de los bonistas que se quedaron fuera del canje de deuda.

Miceli viajó preparada para esos embates y está previsto que les responda hoy, al asumir la presidencia del Grupo de los 24, que nuclea a países en vías de desarrollo. En ese sentido, la ministra se reunió ayer con su par de la India, Palaniappan Chidanbaram, con quien analizó la reforma que impulsa el FMI para su directorio, la cual, según la visión argentina, otorga más poder a los países más desarrollados.

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