El balance de pagos del segundo trimestre arrojó un superávit corriente de 2512 millones de dólares, 34% más que en 2005.
› Por Claudio Scaletta
Durante el primer trimestre del año la economía siguió expandiéndose, sin restricciones externas a la vista, consolidando el proceso de pago de su deuda y recuperando reservas. La clave fue la continuidad de una cuenta corriente superavitaria apoyada, entre otros puntos, en el ciclo alcista de los precios de los principales productos de exportación y en el menor pago de intereses. De acuerdo con los datos del balance de pagos para el segundo cuarto de 2006 difundidos ayer por el Indec, con 2512 millones de dólares, el superávit de la cuenta corriente se expandió un 34 por ciento en términos interanuales. En tanto, la cuenta financiera registró un saldo trimestral positivo de 1115 millones y creció un 37 por ciento, en particular sobre la base del ahorro público, lo que indica un cambio sustancial en su composición. Ambos ítem, cuenta corriente y financiera, tuvieron como contrapartida principal el aumento de las reservas internacionales en 3843 millones de dólares.
Podría decirse que salvo algunos rubros que introducen algún ruido, como la remisión de utilidades y dividendos de las empresas –que alcanzaron los 1200 millones– la situación externa de la economía no podría ser mejor. A pesar del menor ingreso de capitales del exterior por el “clima de incertidumbre” global en relación con los mercados “emergentes”, no hay temblor alguno en la plaza local, donde los movimientos financieros carecen de la relevancia de antaño. El pago adelantado al FMI y la renegociación de la deuda se combinaron para eliminar los grandes déficit por pago de intereses y las Reservas Internacionales del Banco Central se encuentran a un tris de recuperarse del superpago al Fondo.
Aunque el crecimiento se encamina a la continuidad del lustro a tasas muy altas no hay señales del viejo temor por la restricción externa, la que parece haberse diluido en el pasado o, más bien, perdido en el horizonte de un futuro por ahora lejano. A pesar del aumento de las importaciones, que redujeron su velocidad de crecimiento, el superávit de la cuenta corriente aumentó el citado 34 por ciento. Este saldo positivo es un dato indispensable para un crecimiento autónomo. Si bien implica que se dispone de menos bienes y servicios en el mercado interno, también significa que se obtienen las divisas para superar el endeudamiento crónico y financiar el desarrollo.
Algunos detalles: la cuenta viajes, que históricamente interfirió en el rubro servicios, es desde hace tiempo superavitaria. Los argentinos siguen dejando divisas en el exterior por turismo, pero son las “exportaciones de turismo” las que garantizan el ingreso incesante de divisas. Además, el viejo fantasma de la “formación de activos en el exterior” por parte del sector privado, la temida fuga de capitales, si bien no desapareció se ha vuelto menos importante. El saldo de la cuenta financiera del Sector Privado No Financiero se redujo a 443 millones en el trimestre.
Para los que les gusta ver un Balance de Pagos ordenado, la economía se encuentra en el mejor de los mundos, no vive de prestado y paga sus deudas. La cuenta mercancías mostró un superávit de 3929 millones, con exportaciones por 11.786 millones e importaciones por 7858, un crecimiento interanual en el trimestre del 11 y el 9 por ciento, respectivamente. No obstante no son sólo las señales cambiarias y el crecimiento quienes están detrás de estos números, sino especialmente los mejores precios de las principales commodities.
No se puede negar que las MOI (Manufacturas de Origen Industrial) crecen en su participación en la canasta de exportaciones de la mano del sector automotor, pero la batuta la llevan las ventas de combustibles y energía (básicamente hidrocarburos) –cuyos precios registraron un crecimiento interanual del 35 por ciento con caída de cantidades vendidas del 16–, las Manufacturas de Origen Agropecuario y, de manera notablemente creciente, el mineral de cobre y oro, cuyas ventas más que se triplicaron durante el primer semestre en relación con igual período de 2005, pasando de 289 a 917 millones. Vale destacar que en conjunto se trata de exportaciones de un núcleo muy reducido de grandes empresas, en su mayoría extranjeras, situación que tiene su casi instantáneo correlato en la remesa de utilidades.
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