La Cámara de Diputados se propone votar hoy un proyecto para facilitar la creación de pequeñas entidades financieras cooperativas. Dejaron de existir por obra de Martínez de Hoz.
› Por David Cufré
La Cámara de Diputados tiene previsto aprobar hoy un proyecto de ley que flexibiliza la operatoria de las cajas de crédito. El objetivo es crear las condiciones para que esas entidades financieras cooperativas finalmente aparezcan, luego de un intento fallido con una ley previa de octubre de 2003. Aquella norma resultó muy restrictiva y la consecuencia fue que al día de hoy no se constituyó ninguna. Entre otros cambios, se elimina la restricción de operar en una sola sucursal, se suprime el tope de 10.000 pesos para captar depósitos y conceder créditos, desaparece el límite a las tasas de interés y queda sin efecto la obligación de que cada asociado suscriba un capital mínimo de 200 pesos.
El proyecto fue elaborado por el directorio del Banco Central y ya tuvo dictamen favorable de las comisiones de Pymes, Finanzas y Asuntos Cooperativos de la Cámara baja. En la sesión de hoy obtendría media sanción y antes de fin de año, de acuerdo con el cálculo de Economía, sería convalidado por el Senado. De hecho, esta última Cámara votó hace tres meses un proyecto que también apuntaba a disminuir las restricciones al funcionamiento de las cajas de crédito, pero el Gobierno consideró que era demasiado permisivo. Esa iniciativa, impulsada por grandes mutuales, diluía el espíritu cooperativista y existía el riesgo de que las nuevas entidades no cumplieran su función de promoción social.
El proyecto que tratará hoy Diputados se ubica en un punto intermedio entre la ley vigente y la corrección que sancionó el Senado. Sus autores, entre quienes figuran Arnaldo Bocco (director del Banco Central) y Mercedes Marcó del Pont (diputada del Frente para la Victoria), destacaron que apenas el 36 por ciento de las localidades con menos de 10.000 habitantes tiene cajeros automáticos y sólo el 49 por ciento de ellas cuenta con sucursales bancarias. Sin embargo, la mayoría de las 200 pequeñas ciudades que carecen de una adecuada prestación de servicios bancarios atraviesa una situación inmejorable, debido al fuerte crecimiento de las actividades productivas que desarrollan a partir de la devaluación.
“Lo que busca esta ley es el aumento del nivel de bancarización en áreas geográficas desatendidas, lo que llevará a que las minipymes de las regiones beneficiadas mejoren sus condiciones de acceso al crédito, sustituyendo el crédito comercial, que tiene un costo mayor”, señala el proyecto. También explica que los habitantes de esas localidades se ven obligados a atesorar el dinero “en forma precaria y a alto riesgo”. Pero lo más grave es que al no haber bancos, esos recursos no recirculan financiando otros proyectos productivos. Las cajas de crédito dejaron de existir por obra de Martínez de Hoz.
“La significativa modificación del modelo económico (en 2002) no se refleja en un aumento de la oferta de servicios bancarios en las zonas más favorecidas por el nuevo contexto”, añade el proyecto, y concluye que estas ciudades alejadas de los grandes centros urbanos están perdiendo una oportunidad para “captar el ahorro acumulado y aplicarlo en esos mismos territorios”. La aparición de las cajas de crédito resolvería el problema. Una de las correcciones más esperadas por quienes proyectan abrir cajas de crédito –existen media docena– es que se las autorice a tener sucursales. El nuevo piso serán cinco, aunque el Central podría habilitar más, siempre en su zona de influencia.
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