El secretario ratificó que no se avalará un ajuste en el pan pese al aumento internacional del trigo. La inflación de este mes apunta al 0,8 o 0,9 por ciento por el alza de las verduras.
› Por Claudio Zlotnik
Guillermo Moreno negó ayer enfáticamente un aumento en el precio del pan. La posibilidad de una suba había sido advertida en las últimas horas por algunos industriales del sector. Pero el secretario de Comercio desechó cualquier movimiento alcista. Dijo que, sencillamente, “no hay ningún elemento técnico, académico, para presuponer que puede aumentar el precio del pan”, subrayó. El valor de las flautitas no es el único frente que intenta cerrar Moreno para mantener contenida la inflación. El índice de precios subiría este mes entre 0,8 y 0,9 por ciento por culpa de las frutas y verduras.
La batalla más urgente no parece ser con los panaderos, sino con los verduleros. Las frutas y las verduras fueron los rubros que más se encarecieron en lo que va del mes. Un ejemplo: el kilo de tomate redondo, que un mes atrás se conseguía entre 1,80 y 2,0 pesos, saltó a un rango de 3,50 a 4,20 pesos. En Economía afirman que ese ajuste, de carácter estacional, presionará al IPC de octubre, que podría terminar subiendo igual que el año pasado (0,8 por ciento) o incluso una décima por encima. Los funcionarios destacan además que, en octubre de 2005, la carne jugó a favor, con un retroceso promedio del 0,3 por ciento. La estimación en el equipo económico es que la inflación de este año terminará en el 9,8 por ciento.
Ayer, Moreno cerró la puerta a un ajuste en el pan. Para el secretario sería injustificado autorizar el ajuste que pretenden los panaderos, del orden del 10 por ciento. Ni siquiera por el hecho de que el valor del trigo está subiendo en los mercados internacionales. Para amortiguar esa tendencia, Economía fijó precios de referencia y cupos para las exportaciones. “El precio del pan no va a aumentar”, sentenció el secretario durante una conferencia de prensa.
El pan, las frutas y las verduras no son las únicas batallas que está librando Moreno. Prepagas, supermercados y el gasoil están incluidos en la lista de las peleas.
- Prepagas. El Gobierno ya dejó en claro que de ninguna manera avalará el aumento de 22 por ciento promedio anunciado por las empresas. Moreno tiene en su poder un estudio en el que se acredita que el sistema de salud es superavitario, aunque todavía se desconoce el nivel de rentabilidad de los distintos actores del sector (prepagas, médicos, laboratorios, clínicas). Ese estudio estará terminado en los próximos días. Mientras tanto, el funcionario se autoimpuso un mes de plazo para que sean los propios protagonistas quienes resuelvan de qué manera se distribuyen ese excedente. Moreno dijo entre sus colaboradores que lo normal es que el sector tenga una rentabilidad del 8 por ciento, como debería serlo para el resto de la economía. Las prepagas insisten en que deben aplicar el incremento a partir de enero de 2007.
- Gasoil. En Comercio Interior aseguran que se empezó a cumplir con la promesa de Moreno: que la “lluvia de gasoil” empezó con la normalización del abastecimiento en los distritos del interior. Un informe al que tuvo acceso este diario revela que en distintas zonas, como San Juan y Mendoza, las estaciones tienen gasoil, pero que están vendiendo menos que hace un par de semanas por la razón de que, ante la normalización, los productores del campo están utilizando el combustible que habían acopiado en medio de la incertidumbre. En Economía admiten que Shell fue la única petrolera que se negó a importar gasoil y, al respecto, son muy críticos de la gestión de Juan José Aranguren al frente de la compañía. Respecto del mediano plazo, las fichas están puestas en una destilería que demandará una inversión de 2200 millones de dólares. Los funcionarios confían en que el proyecto se concretará y que empezará a producir dentro de un año y medio.
- Supermercados. Aunque fueron los primeros en cerrar un acuerdo –de palabra– hasta diciembre de 2007, desde la Secretaría de Comercio Interior observan con lupa a las grandes cadenas. Para hacerlo, Moreno prorrogó un contrato con la consultora Tomadato. En forma periódica se relevan los valores de 1200 productos clave de la canasta familiar. Ese trabajo le permite al funcionario un monitoreo on line de lo que ocurre en los súper. Cuando observa una distorsión, levanta el teléfono de su despacho y se comunica con el responsable de la cadena que vulneró el acuerdo. Lo primero que hace es “recordarle” que, sin aumentos en los insumos, no hay corrección que se justifique.
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