La cuestión de cómo parar la competencia del país asiático fue el tópico dominante en el encuentro de ayer de empresarios siderúrgicos de Latinoamérica. Reclaman medidas antidumping.
› Por Fernando Krakowiak
Desde Santiago
Los principales industriales siderúrgicos de América latina expresaron ayer su preocupación por el impacto que están generando en la región las exportaciones de acero provenientes de China. En 2003 el gigante asiático producía 220 millones de toneladas e importaba otras 35 millones anuales, pero la maduración de las inversiones realizadas le permitirá este año alcanzar una producción de 416 millones, cifra suficiente no sólo para autoabastecerse sino también para lograr un saldo exportable de 30 millones de toneladas, 5 veces mayor que la producción anual argentina. A su vez, el crecimiento de la siderurgia china alimenta a su industria que ha comenzado a exportar fuerte. En los últimos tres años las ventas de manufacturas metalmecánicas a América latina aumentaron 156 por ciento en dólares. Daniel Novegil, presidente del Instituto Latinoamericano del Hierro y el Acero y CEO de Techint, solicitó en el Congreso de Siderurgia que se está desarrollando en esta ciudad que se apliquen medidas antidumping mientras se inician acciones ante la OMC por las subvenciones que recibe la industria de ese país asiático.
Entre los primeros semestres de 2004 y 2006 las exportaciones de acero de China a América latina aumentaron de 43 mil a 539 mil toneladas (1154 por ciento). El mayor perjudicado es México, que en el mismo período vio cómo las importaciones provenientes de ese país pasaron de 16 mil a 292 mil toneladas, absorbiendo en la actualidad el 54 por ciento del acero chino que llega a toda América latina. En segundo lugar está Brasil que hace dos años recibía 3500 toneladas y ahora absorbe 58 mil.
En el caso de la Argentina, las importaciones de acero crudo provenientes de China son prácticamente insignificantes, pues absorbió apenas 2650 toneladas en el primer semestre de este año, pero el impacto es creciente en productos de mayor valor agregado que tienen como principal insumo el acero. Entre mayo 2004 y 2006, las importaciones metalmecánicas aumentaron en promedio de 172 a 580 millones de dólares (237 por ciento). Bicicletas y motos lideraron el ranking con un incremento de 645 por ciento, seguidas por maquinarías y equipos (186 por ciento) y electrodomésticos (169 por ciento).
La conversión de China de importador a exportador neto de acero y el incipiente desarrollo de su industria metalúrgica generan temor en los industriales latinoamericanos, pues hasta ahora la bonanza del sector se había apuntalado en la creciente demanda del país asiático que hizo disparar los precios de los principales insumos básicos. No obstante, su revolución industrial no es una sorpresa. Entre 1998 y 2006 la producción mundial de acero creció 5,7 por ciento anual en promedio, mientras que en China lo hizo a un ritmo de 17,4 por ciento anual, debido a una inversión bruta que en los últimos cuatro años superó el 25 por ciento del producto. Los industriales latinoamericanos argumentan que son más competitivos que sus pares chinos si se compara el costo de producción por tonelada de laminados calientes (350 contra 450 dólares aproximadamente), pero afirman que el gobierno chino subsidia la expansión de su industria siderúrgica financiando las inversiones. De hecho posee el 85 por ciento de Shanghai Baosteel, la principal compañía de acero del país, y de otras ocho empresas del sector. Novegil resumió el pensamiento de las principales empresas de la región al afirmar ayer que “se debe preservar a nuestros mercados de prácticas desleales y predatorias”.
Los empresarios también aprovecharon el Congreso del sector para quejarse por el aumento del precio de sus principales insumos: mineral de hierro, aluminio y zinc. Sin embargo, ni la amenaza China ni los proveedores lograron empañar, por ejemplo, los números de las principales compañías argentinas. Tenaris, de Techint, ganó 1948 millones de dólares en 2005, 140 por ciento más que un año atrás. Siderar, el mayor fabricante de chapas del país, también de Techint, obtuvo una ganancia neta de 1164 millones de pesos el mismo año debido a la reactivación de la construcción y la industria automotriz. Mientras que Acindar, la otra gran siderúrgica, ganó 550 millones. Esos números están lejos de presagiar un mal momento, pero los empresarios saben que para ganar también hay que llorar.
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