ECONOMíA › EL ESTABLISHMENT ESPERA AL MENOS CINCO AÑOS MAS DE FUERTE CRECIMIENTO
Pese a la notoria ausencia de funcionarios nacionales, el Coloquio de IDEA desbordó en optimismo respecto de la continuidad del crecimiento a altas tasas. El Gobierno identifica a la entidad con el menemismo. Su actual titular busca borrar esa imagen.
› Por David Cufré
Desde Mar del Plata
El establishment empresario y los economistas que son referentes para ese sector desbordan optimismo. “La Argentina tiene por delante cinco años como mínimo de un crecimiento continuo a tasas altas”, arriesgó el presidente del Coloquio de IDEA, Enrique Pescarmona, en el discurso inaugural de las conferencias, que continuarán hasta mañana en esta ciudad. Algunos pudieron interpretar sus palabras como un intento de congraciarse con el Gobierno, después del desaire de la Casa Rosada que decidió hacer como si el evento no existiera y lo dejó sin la participación de funcionarios. Sin embargo, los panelistas que le siguieron y ejecutivos de compañías líderes en charlas de pasillo repitieron entusiastas aquel pronóstico: el actual proceso expansivo tiene aire para extenderse por varios años sin mayores sobresaltos.
El Coloquio de IDEA (Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina) reúne cada año a las compañías más grandes del país. Su relación con la administración K siempre fue conflictiva, sobre todo porque el Presidente se empeñó en identificar al seminario con la etapa menemista. En la edición del año pasado, Kirchner arremetió contra el entonces presidente de la entidad, Alfredo Coto, por vaticinar una inflación del 12 por ciento. Después de aquel episodio, los empresarios hicieron todas las promesas y demostraciones posibles de que este año no habría ningún hecho que pudiera irritar al Gobierno, pero ni aun así fue posible doblegar la resistencia oficial.
Pescarmona hizo referencia a la cuestión: dijo que no cree que el Gobierno le dé la espalda a IDEA y retó a empresarios y políticos que vienen a buscar repercusión mediática (ver nota aparte). Tras ello, se introdujo en los temas económicos. “Estoy convencido de que tenemos cinco años más de fuerte crecimiento”, señaló. “El mundo crece gracias a los países asiáticos –siguió–, los cuales cada año incorporan al mercado a 50 millones de personas que consumen lo que nosotros producimos.” Y completó: “La estrategia es la correcta, es la que siguieron esos países: superávit comercial y fiscal, y desendeudamiento público.”
Con argumentos similares, economistas y empresarios coincidieron en que el modelo ofrece garantías de continuidad, más allá de desajustes puntuales, como los problemas de abastecimiento energético y la contención de la inflación, y de las incógnitas del escenario internacional.
El ex presidente del Banco Central y actual director del Banco de Inglaterra, Mario Blejer, dedicó su exposición a las condiciones económicas en el mundo. Su conclusión fue que las perspectivas para Argentina son favorables para el próximo lustro, incluso si Estados Unidos sufriera una desaceleración importante de su economía. La clave es China, que seguirá sosteniendo la demanda de los productos que exporta el país, y que están apareciendo otros países que actúan como locomotora, como Japón y las potencias europeas.
“Si la economía de Estados Unidos cayera a la mitad en 2007, China en lugar de crecer 7 por ciento crecería 6”, ilustró Blejer, en base a un estudio del HSBC. Luego sostuvo que el país asiático atraviesa un proceso de normalización histórica. “En 1820, la economía china representaba un tercio de la economía mundial. El piso del declive fue en 1950, cuando redujo su participación al 4 por ciento. Hoy equivale al 10, por lo que tiene para varias décadas de crecimiento a tasas del 9 por ciento”, anticipó.
Otro aspecto relevante que explica tanto optimismo lo aportó el mismo Blejer: “Las ganancias sobre activos se encuentran en un nivel record en Argentina”. El economista Miguel Kiguel, ex presidente del Banco Hipotecario y ex miembro del equipo de Roque Fernández, se mostró de acuerdo con Pescarmona respecto a que la economía seguirá creciendo los próximos cinco años. “La expansión puede ser a un ritmo del 5 por ciento anual, que sería superior al del resto del mundo y también mayor al de los países de la región”, pronosticó, en diálogo con Página/12. Esas tasas de expansión serían, de todos modos, más bajas que las del presente, lo cual Kiguel atribuyó a un aumento de la inversión más lento de lo que haría falta para mantener al PIB con un avance del 9 por ciento anual. Más allá de esa desaceleración, Kiguel respondió a la pregunta de si el ciclo alcista terminará o no en una crisis severa, como ocurrió repetidamente en Argentina. “No, en este caso tendremos un aterrizaje suave, sin colapso”, enfatizó.
En la misma línea, Bernardo Kosacoff, director de Cepal, le dijo a este diario que “hay una base firme, con superávit fiscal y comercial y un contexto internacional que nos ayuda y nos seguirá favoreciendo. Hay una oportunidad de abandonar los comportamientos cíclicos que marcaron nuestra historia”, evaluó. Esa misma expresión, la de “oportunidad histórica” o “inédita”, fue repetida en su disertación por el presidente del Citibank, Juan Bruchou, y en charlas con Página/12 por el presidente de Telecom, Amadeo Vázquez, y por la presidenta del Banco Hipotecario, Clarisa Stol.
El establishment arrastra el antecedente de haber defendido y pronosticado que la convertibilidad sería poco menos que eterna. Pero aquellos tiempos quedaron atrás y ahora respalda sin grandes críticas el modelo de dólar alto y superávit gemelos. Como dijo Blejer, el contexto macroeconómico permite a las empresas de distintos rubros obtener rentabilidades record, y esas variables dan lugar a pronosticar que la fiesta continuará.
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