ECONOMíA › EL FALTAZO DEL GOBIERNO PUSO EN CRISIS EL COLOQUIO DE IDEA
Cuestionado por sus pares, Enrique Pescarmona, titular del Coloquio de IDEA, habría presentado su renuncia, aunque él lo desmintió. La línea de no confrontación con el Gobierno le bajó el nivel al encuentro, pero ni así logró acercar a algún funcionario.
› Por David Cufré
Desde Mar del Plata
“Son macanas, son todas mentiras”, contestó ofuscado Enrique Pescarmona a la consulta de Página/12 sobre los rumores de su renuncia al Coloquio de IDEA. De acuerdo con la versión que echaron a correr empresarios que participan del evento, un grupo con peso dentro de la entidad le hizo un planteo a Pescarmona por el pobre nivel de la conferencia y por su estilo de conducción. Frente a esas críticas, el empresario habría presentado la renuncia, pero las mismas fuentes aseguraron que no le fue aceptada. La jornada de cierre del Coloquio quedó marcada por esta interna, cuyo trasfondo es la relación con el Gobierno y los intentos de distintos sectores por liderar este espacio que representa a las compañías más grandes del país.
El Coloquio de IDEA, que completó ayer su edición 42, es la tribuna que utiliza el establishment para fijar posiciones, instalar una agenda y enviar mensajes al gobierno de turno. Esa caracterización, sumada a que la última etapa de esplendor del evento fue la década del ’90, llevó a la administración kirchnerista a confrontar con los principales referentes de la entidad. El año pasado, el Presidente atacó a Alfredo Coto por pronosticar que la inflación del año sería del 12 por ciento. Pescarmona lo reemplazó en la presidencia del Coloquio y su mayor preocupación fue terminar con esa relación conflictiva.
El empresario les hizo saber a las autoridades nacionales que en esta oportunidad no habría ningún tema conflictivo: ni críticas a los acuerdos de precios ni reproches por el estilo del Presidente, ni menciones a la situación institucional, ni advertencias por la provisión energética, ni reclamos de aumentos de tarifas de servicios públicos. Salvo dos paneles, dedicados a las perspectivas que ofrecen la economía nacional e internacional, el programa del Coloquio estuvo dominado por expositores especializados en industrias culturales, responsabilidad social empresaria y nanotecnología. Para la última sesión plenaria, se convocó al árbitro Horacio Elizondo como único orador (ver aparte).
Sin embargo, ninguno de esos gestos fue suficiente para seducir al Gobierno, que otra vez le dio la espalda a la conferencia. No vino ningún funcionario y, para mayor frustración de la mayoría de los participantes, tampoco asistió ningún líder de la oposición. Aunque no les habían reservado lugar en los paneles, los organizadores suponían que serían visitados por Roberto Lavagna, Mauricio Macri, Jorge Sobisch y Ricardo López Murphy. El único que no faltó fue Juan Carlos Blumberg y ayer también estuvo el rabino Sergio Bergman.
Tantos desplantes cayeron sobre la espalda de Pescarmona. Y varios empresarios agregaron otras críticas. Por ejemplo, la organización de un panel para comentar las bondades de la energía eólica, justo cuando el empresario, presidente de Impsa, busca cerrar un contrato con el Gobierno para ser el principal operador de esa fuente energética. “Al final, el Coloquio no sirvió para difundir la agenda empresaria, no hubo una reconciliación con el Gobierno y nos distanciamos de la oposición”, protestó un ejecutivo de la banca.
Un motivo de conflicto adicional fue la realización de una encuesta entre los empresarios por el diario Clarín, que incluía la pregunta de a quién votarían en 2007, y que aparentemente no habría dado a Kirchner como ganador. Pescarmona se habría enojado porque la compulsa no era la oficial y fue retirada.
La principal crítica de varios empresarios fue por la pérdida de influencia de la conferencia. Así lo plantearon directivos de compañías tecnológicas, de servicios públicos y algún holding industrial. La versión más escuchada fue que el grupo más molesto con Pescarmona era encabezado por el presidente de Edenor, Alejandro McFarlane, quien se fue de esta ciudad ayer después del almuerzo, sin esperar el cierre del Coloquio. Sus allegados, sin embargo, negaron categóricamente todos los rumores. “El nuevo presidente tiene que ser McFarlane”, opinó, de todos modos, otro empresario. Según su interpretación, su buena relación con el Gobierno sería más redituable para el empresariado. Otro nombre que circuló fue el de Oscar Vicente, un dirigente histórico actualmente con muy bajo perfil. Pescarmona negó haber presentado la renuncia y dio otra versión de los hechos: “Es mentira que critiquen el Coloquio, si acá están todos chochos”.
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