El empleo registrado creció en la Argentina 32,8 por ciento en los últimos cuatro años y el no registrado subió 8 por ciento, resaltó el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, quien consideró que el actual escenario es más propicio para captar inversiones que la década anterior. Al dar a conocer cifras de la recuperación económica de los últimos años, el ministro las contrastó con la situación laboral de los ’90 y dijo que entre 1991 y 2001 el empleo no registrado (en negro) había crecido 52 por ciento, en tanto que el registrado sólo lo había hecho en 1 por ciento.

Tomada habló durante un seminario sobre inversiones organizado por una fundación empresaria. En la oportunidad, destacó que “hace años que no se da en la Argentina un crecimiento simultáneo del PBI, del empleo y de la productividad industrial”, destacando que actualmente hay un “clima más amable para las inversiones” que en épocas pasadas.

Frente a un auditorio compuesto por empresarios y economistas, el ministro de Trabajo expresó que “la caída del desempleo que registra la Argentina no sólo es una consecuencia de las políticas del Gobierno” sino también consecuencia de la acción empresarial. Para el titular de la cartera laboral, el Gobierno “hizo mucho, pero falta mucho más” y admitió que “la deuda social que tenemos es grande”.

Por otra parte, consideró que el actual escenario es más propicio para captar inversiones que en la década pasada y recordó que en esos años “pocas empresas recrearon su capacidad de innovación, hubo predominio de actividades de baja productividad y no se absorbió empleo formal”. Tomada admitió que un tipo de cambio real elevado como el actual “juega un rol clave, aunque es condición necesaria pero no suficiente” para el desenvolvimiento económico. Para complementarlo, indicó, hacen falta “políticas educativas, tecnológicas e industriales”.

El ministro se refirió a la falta de mano de obra que se presenta “en determinadas actividades, en ciertas categorías y en ciertas regiones geográficas”, asegurando que “se da no tanto en la cantidad sino en la calidad” del personal que se demanda. “Por eso creamos instrumentos de políticas de formación profesional –destacó–, como las oficinas de empleo en todo el país, que son una intermediación entre el mercado de mano de obra y las empresas.” Además del tipo de cambio alto y del aumento del capital humano, “se necesitan políticas concretas para mejorar el perfil de especialización productiva en conocimiento y diseño”, subrayó, citando como ejemplos rubros como el software y la nanotecnología.

El ministro describió que un eje central de la política laboral del Gobierno es aumentar y mejorar la calidad del empleo. “La educación y el trabajo registrado son valores centrales”, dijo, y abogó por la reducción de las horas extra como forma de mejorar las condiciones del trabajador.

Respecto de la conflictividad laboral, dijo que “en una sociedad con tanta desigualdad no tiene que evitarse el conflicto, sino que hay que administrarlo y encauzarlo”. Consideró, de todos modos, que en la etapa actual se observa “un progresivo reacomodamiento” hacia una resolución más ordenada de las situaciones conflictivas.