El paro agropecuario concluyó sin mayores consecuencias económicas. No hubo desabastecimiento de carne, pero ayer empezaban a notarse faltantes en algunas carnicerías. Los dirigentes rurales buscan el diálogo.
El paro agropecuario de nueve días concluyó sin mayores consecuencias económicas. Hubo actos de protesta de productores en distintas provincias, llamados al diálogo por parte de los dirigentes del sector, y la respuesta oficial de que no será fácil reabrir la mesa de negociación después del lock-out comercial más importante de las últimas décadas. Como sucedió durante toda la semana pasada, en Liniers ingresaron apenas 1963 vacunos –en su mayoría provistos por el Ejército–, algo que no desveló al Gobierno, que garantizó el abastecimiento a través de la venta directa de grandes productores a los frigoríficos. Sin embargo, ayer la carne ya empezaba a escasear en algunas carnicerías, porque lo faenado durante los cuatro días hábiles de la semana pasada alcanzaba con lo justo a cubrir una demanda que suele crecer mucho durante esta época.
Los dirigentes de las tres entidades del campo que convocaron al paro, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Sociedad Rural Argentina (SRA) y Federación Agraria Argentina (FAA), coincidieron en evaluar la protesta como “categóricamente exitosa”, guiándose por los números del Mercado de Liniers, donde sólo ingresaron unos 8000 animales, la mayor parte aportados de los planteles de las Fuerzas Armadas. Desde el Ministerio de Economía responden que Liniers representa tradicionalmente menos del 15 por ciento de la comercialización diaria de hacienda en el país. Y que durante toda la semana pasada la faena en los frigoríficos, gracias a la venta directa de productores, equiparó los números de cualquier semana normal: entre lunes y jueves se faenaron 151.600 cabezas, mientras que la semana anterior se habían faenado 149.900.
En realidad, las cifras de la Oncca (Oficina Nacional de Control Comercial agropecuario) muestran que la faena fue muy buena entre el lunes y el miércoles, pero decayó fuerte el jueves (poco más de 6000 animales) y ayer fue de 8963 vacunos, cuando en días normales ronda entre 30.000 y 40.000. Así, el abastecimiento de carne estuvo garantizado, pero ayer ya empezaba a notarse faltantes en algunas carnicerías.
Los mercados de granos, en tanto, también reflejaron la magnitud de la protesta, ya que se realizaron escasos negocios, pero las tareas continuaron tranqueras adentro, debido a que la medida coincidió con etapas claves de la cosecha triguera y la siembra de granos gruesos.
“Hemos elaborado la propuesta de un plan de lucha para tratar de conseguir políticas para el campo, por lo cual no nos preocupa terminar la medida”, declaró el titular de CRA, Mario Llambías, uno de los dirigentes que antes del paro solía frecuentar a funcionarios de Economía y de la Casa Rosada. “La dirigencia del campo tiene fuerte disposición para buscar las soluciones que el país necesita en diálogo con quien sea, con miras a buscar soluciones concretas”, agregó. Y ratificó la decisión de CRA de “solicitar nueva audiencia con el presidente Kirchner”.
A diferencia de la Sociedad Rural y de Federación Agraria, que desde el inicio habían puesto como fecha de finalización de la medida este lunes, Llambías es quien más problemas muestra para disciplinar a la tropa, ya que forman parte de CRA entidades como Carbap (de productores medianos de Buenos Aires y La Pampa), que mantiene las posiciones más duras contra el Gobierno.
Sea como fuere, la reapertura de una mesa de negociación no será sencilla. Desde un principio, el Gobierno decidió enfrentar a los ruralistas, ya sea a través de las declaraciones públicas de Felisa Miceli y de otros ministros, ya sea mediante una campaña publicitaria destinada a denunciar que los reclamos de las entidades agropecuarias sólo perseguían mayor rentabilidad a costa del bolsillo de lo argentinos. “Van a tener que recorrer muchos despachos de tercera y cuarta línea, antes de llegar a Kirchner”, ironizan en Economía.
De hecho, algunas de las medidas que estaban en la carpeta oficial para mejorar las cuentas del agro, como un fondo compensador para los productores de trigo, serían postergadas por un tiempo. Algunos funcionarios admiten que la política oficial, de evitar que los altos precios internacionales de las materias primas se trasladen al mercado doméstico, transfirió ingresos de los productores a los exportadores (frigoríficos, cerealeras multinacionales o las usinas lácteas). Pero aseguran que justo cuando negociaban con los dirigentes del sector las medidas para redistribuir las rentas extraordinarias del campo llegó el paro.
Ayer los ruralistas montaron tribunas en Buenos Aires, Córdoba y Entre Ríos, desde donde las críticas al Gobierno se hicieron escuchar. Las más fuertes llegaron desde Villa Elisa, Entre Ríos, donde se reunieron unos 500 productores. “Le damos una semana de plazo; si en ese término no hay respuestas satisfactorias (del Gobierno), el lunes próximo los productores volveremos a la protesta”, afirmó Alfredo D’Angelis, representante de FAA en ausencia de Eduardo Buzzi. “Seguiremos luchando por la justicia para el hombre de campo, porque si no va a desaparecer la ganadería de la Argentina”, sostuvo, a su vez, Néstor Roulet, vice de CRA, desde Río Cuarto, donde no faltaron propuestas de continuar con la medida.
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