Carriles cortados, embotellamientos, bocinazos, calor agobiante, nervios, mal humor. El fin de año y el inicio adelantado de las vacaciones no podía resultar peor para miles de automovilistas, que se vieron afectados por el conflicto entre trabajadores de estaciones de servicio, sus empleadores y las petroleras. La medida de fuerza tuvo un alto acatamiento, justo en un día en que muchos necesitaban cargar combustible y poner su vehículo a punto para salir a la ruta, y forzó urgentes reuniones en el Ministerio de Trabajo. Durante la tarde, finalmente, la huelga fue levantada, con el compromiso de los distintos actores empresarios de asegurar una suba salarial de 19 por ciento a partir de febrero, más el pago por única vez de 300 pesos junto con los sueldos de enero.

La pelea estalló ante el incumplimiento de más del 60 por ciento de las estaciones de servicio de un convenio que firmaron el 23 de noviembre pasado el sindicato y la cámara patronal del sector. El acuerdo establecía un incremento salarial del 19 por ciento a partir de ese mes. Los empresarios incumplidores, en su mayoría pymes, argumentaron que no estaban en condiciones ni económicas ni financieras de afrontar el ajuste, y descargaron la responsabilidad en las petroleras. Les achacan haber hundido sus márgenes de ganancia, al punto de transformar inviable su actividad.

Los dueños de estaciones de servicio que no pertenecen a las redes propias de las petroleras se quejan porque éstas se niegan a flexibilizar sus contratos, sin permitirles ganar un poco más por la venta de sus productos. Como el precio de los combustibles está virtualmente congelado, los ingresos de los estacioneros se estancaron, mientras que sus costos –entre ellos, el salarial– se fueron para arriba.

Los trabajadores del sector, por su parte, protestaron durante meses para conseguir un aumento salarial, y cuando finalmente lo lograron –en noviembre pasado– se encontraron con que la mayoría de las empresas no cumplieron el acuerdo. Por esa razón, el sindicato convocó a una medida de fuerza por 48 horas, que debía terminar hoy a la medianoche. El paro tuvo un acatamiento de hasta el 90 por ciento, sobre todo en el conurbano bonaerense, y causó mayor impacto por los cortes de calles y rutas. Por la mañana, hubo cortes en Cerrito y Libertador, en Capital Federal, y en distintos tramos de las autopistas Ricchieri y Acceso Oeste. Eso generó un caos de tránsito, con embotellamientos de hasta tres kilómetros, y apuró las negociaciones en la cartera laboral.

A primera hora de la tarde, Esso, Refirnor, Petrobras y Repsol YPF firmaron un acuerdo con el sindicato de Estaciones de Servicio. Las petroleras ratificaron el aumento del 19 por ciento y accedieron a conceder una suma fija no remunerativa de 300 pesos. Más tarde, se sumó Shell. Lo que destrabó el conflicto fue que las petroleras se comprometieron “a realizar sus mayores esfuerzos tendientes a lograr que la red de operadores de sus respectivas banderas implementen el mismo ajuste salarial arriba descripto”. Así dice el acta que firmaron en el Ministerio de Trabajo.

Eso significa que las petroleras acceden a sentarse a negociar con las estaciones de servicio que llevan su bandera para mejorar su rentabilidad. No hay ningún compromiso explícito de cómo se alcanzará ese objetivo. “Negociaremos caso por caso”, señalaron a Página/12 desde una de las grandes empresas. “No es lo mismo un dueño de seis estaciones que otro de una”, agregó. Según Ricardo Oviedo Montaña, del sindicato, 10 por ciento del aumento será retroactivo a noviembre y el 9 por ciento restante se agregará en febrero.