ECONOMíA › OPINION
› Por Julio Casavelos *
Las encuestas y estadísticas –más allá de su utilidad académica– permiten a la población evaluar los resultados de las políticas públicas y allí reside su importancia y el motivo por el cual debe preservarlas de toda especulación. El último informe de Idesa** sobre empleo no registrado, reproducido en una nota periodística de la semana pasada, presenta inexactitudes que quiero creer se deben al desconocimiento pero que igualmente no puedo dejar pasar.
Comienza la nota calificando de “cosmética” la reducción de la tasa de no registración aduciendo que se debe mayormente a la baja de beneficiarios del Plan Jefes de Hogar. Que estas personas consigan empleo registrado no es cosmética, es una realidad incontrastable que no puede ser desvirtuada. O acaso no se han enterado del crecimiento de la industria textil, de la construcción y de la industria automotriz, sólo por citar las más significativas.
El instituto Idesa y su mentor tendrían que precisar asuntos metodológicos si es que no quieren acrecentar la confusión en los lectores. Deberían definir de una vez y para siempre si contabilizan o no a los beneficiarios de los planes, ya que hasta ahora los vienen considerando erráticamente, con el único criterio de si resultan funcionales a las arbitrarias conclusiones a las que arriban y a los intereses particulares que defienden. Lo que sigue es una muestra de ello.
En informes anteriores, al mensurar la tasa de trabajo no registrado incluyeron a los beneficiarios de planes como empleo precario, mientras que en el artículo que motiva esta nota desvirtúan la baja de la tasa de no registro al evitar contabilizarlos. De esta forma, buscan negar los avances producto de las políticas inclusivas en marcha.
Me resulta difícil creer en la ingenuidad de Giordano, ya que demostró cuáles son sus intenciones cuando le tocó estar a cargo de la Secretaría de Empleo. Durante su gestión en los ’90 sólo el empleo no registrado creció, al tiempo que se destruía el trabajo formal. Todas sus políticas, entre las que se destacan la flexibilización, la rebaja de aportes patronales y la Ley de Riesgos del Trabajo con 25 tachas de inconstitucionalidad, junto con el desmantelamiento de los controles al empleo informal, apuntaron a la precarización laboral, llevando el índice de no registración de menos del 30 por ciento a más del 40 por ciento en el término de esa década. Además, generaron simultáneamente un déficit en las cuentas públicas que desembocó en un enorme endeudamiento y en la explosión de la convertibilidad, que destruyó el poder de compra de los salarios.
Pues bien, hoy no sin esfuerzo los argentinos hemos revertido esa tendencia. La economía crece, el empleo formal también y desde el ministerio pusimos en marcha políticas específicas para revertir los daños que causaron las políticas que junto a muchos otros diseñó y ejecutó Giordano durante su gestión. En la actualidad esos índices muestran una fuerte disminución del desempleo en el segmento de los trabajadores menos calificados, que durante la convertibilidad padecieron la exclusión del mercado laboral. Además, durante el último año se produjo un acelerado crecimiento del empleo formal que alcanzó el 11,9 por ciento. En cifras, durante 2006 se generaron casi 400 mil empleos, de los cuales 296 mil provenían de la inactividad (no participaban del mercado de trabajo, ni como trabajadores ni como demandantes, N. de la R.), en tanto que 100 mil lo hacían de la desocupación. Otro dato que no puede dejar de destacarse es que el poder de compra del salario mínimo, vital y móvil es hoy un 73 por ciento más alto del que tenían estos salarios en diciembre de 2001.
No cabe duda alguna de que el disenso y el intercambio de ideas son útiles para la formulación de políticas públicas. Pero lo que resulta inadmisible es que quienes nos dejaron en el umbral de la explosión económica y social desvirtúen los resultados de las estadísticas oficiales con el único objetivo de salvar su ropa. Ofenden la inteligencia y la sensibilidad de los miles de argentinos que padecieron la exclusión como consecuencia de sus políticas y que ahora están incorporándose a los beneficios del crecimiento.
* Subsecretario de Fiscalización del Trabajo.
** Idesa, Instituto para el Desarrollo Social Argentino, presidido por Osvaldo Giordano, ex secretario de Empleo en la gestión Menem-Cavallo (N. de la R.).
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