Según los registros de la Administración Federal de Ingresos Públicos, en los dos últimos años se cuadruplicó el blanqueo de empleadas domésticas. Aun así, más del 90 por ciento de las trabajadoras del sector está en negro y, junto a las formalizadas, siguen cobrando por debajo de los mínimos estipulados por el Ministerio de Trabajo.

El dato que surge de los registros de la AFIP es auspicioso y muestra un cambio de tendencia: la cantidad de domésticas formalizadas superó las 223 mil, lo que implica un salto cuantitativo muy importante respecto al momento en que se inauguró el nuevo régimen de blanqueo. Este permite cubrir todas las obligaciones del empleador con una cuota fija máxima de 55 pesos por mes, que da a su empleada cobertura social, incluido el derecho de gozar de aguinaldo y vacaciones pagas.

Para realizar ese pago los empleadores tienen el estímulo de poder descontar hasta 6000 pesos por año de lo que tributan del Impuesto a las Ganancias, lo que en algunos casos neutraliza el impacto económico de ese gravamen. Esta prerrogativa, sumada a la campaña de concientización oficial –que incluyó cartas informativas a los contribuyentes que por su capacidad patrimonial permiten conjeturar a la AFIP que contratan ese servicio–, estimuló un blanqueo bastante rápido.

Hacia fines de junio pasado la cantidad de registradas ascendía a 150 mil, lo que supone que en pocos meses el padrón formal subió más de un 30 por ciento. Los que ingresaron a la formalidad tienen que tramitar un CUIL (Código Unico de Identificación Laboral), que les servirá para orientar los aportes jubilatorios hacia el reparto o, mediante el pago de un adicional, hacia una AFJP. La Obra Social del Personal Auxiliar de las Casas Particulares (Ospacp) previó instalar mesas públicas en Mar del Plata para sumarse a la campaña de concientización.