El Gobierno está cerca de llegar a un acuerdo con el Club de París para la refinanciación de la deuda en default. Cuando el convenio se concrete, la Argentina habrá normalizado su relación con los acreedores. Así lo aseguró ayer Alberto Fernández, que descartó de ese modo cualquier oferta a los bonistas que no entraron en el canje e intentan cobrarse mediante acciones judiciales. El jefe de Gabinete negó también que se analice un canje de los títulos públicos que ajustan por la inflación, tal como se especuló la semana pasada, luego de que Néstor Kirchner cuestionó la emisión de esos bonos durante la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso. Felisa Miceli, por su parte, defendió la política económica y dijo que es “esencial” sostener el valor del dólar.

El jefe de Gabinete y la ministra de Economía dieron esas definiciones al exponer en la sexta Conferencia Mundial de Organizaciones de Promoción del Comercio. “El país entró en un terreno donde lo que dice lo cumple”, sentenció Fernández, ante una consulta del público sobre el eventual canje de títulos ajustables por CER. “Nosotros vamos a cumplir las obligaciones, más allá de que esos bonos no los emitimos nosotros”, agregó, en un tiro por elevación a Roberto Lavagna. El Gobierno cuestiona la colocación de esos bonos que fueron emitidos durante el gobierno de Eduardo Duhalde para compensar a los bancos por la pesificación. Su costo es cada vez mayor por la suba de los precios. Sin embargo, la actual administración también lanzó títulos que se indexan por la inflación en la reestructuración de la deuda.

“En cuatro años la Argentina pagó 25.000 millones de dólares y está tratando de llegar a un acuerdo con el Club de París, con lo cual quedará regularizada su deuda con los organismos de crédito”, afirmó Fernández. Y luego puntualizó que el convenio con la entidad de acreedores europeos “está muy cerca”.

Miceli, por su parte, se concentró en las políticas cambiaria y de comercio exterior. “Todos los días se compran divisas por montos relevantes a través del Banco Central para mantener el valor del dólar y evitar la apreciación cambiaria –destacó–. Esta política es esencial para que el sector exportador tenga la certidumbre necesaria para proyectar sus inversiones de largo plazo.” Luego sostuvo que para este año se esperan exportaciones “por más de 50.000 millones de dólares”. “Pero lo más auspicioso de este resultado es el crecimiento en la participación de los productos elaborados”, insistió.

Miceli recordó que durante el año pasado las ventas al exterior de manufacturas de origen industrial y agrícolas aumentaron 20 y 15 por ciento, respectivamente. “Este aumento del valor agregado puede observarse en la suba del precio medio de exportación por tonelada, que pasó de 262 dólares al momento de la devaluación a los 436 en 2006”, recordó. “El notable desempeño de las exportaciones, más la reducción de la carga de la deuda, han transformado estructuralmente nuestra balanza de pagos, a tal punto que hoy día nos resulta extraño que este período de fuerte crecimiento no venga acompañado de una crisis próxima de estrangulamiento externo”, reflexionó.