El Producto Interno Bruto aumentó 8,5 por ciento. La inversión alcanzó al 21,7 por ciento del PIB, superando los niveles de la convertibilidad. El motor de la industria y la construcción.
El Producto Interno Bruto (PIB), una medida del valor económico que generan todos los años los argentinos, creció durante 2006 el 8,5 por ciento, motorizado por la construcción, la industria y servicios. El Indec confirmó ayer los datos adelantados por la ministra Felisa Miceli días atrás, los cuales ratifican que el año pasado se cumplió el cuarto año de crecimiento consecutivo a “tasas chinas”. Desde 2002, la economía acumula un alza del 46,8 por ciento y se encuentra un 17 por ciento por encima del pico histórico anterior del producto, en 1998. Con estas cifras, el valor del PIB a precios corrientes a fines de 2006 alcanzaba los 654 mil millones de pesos, unos 210 mil millones de dólares. Sobre esta base, la mayoría de las consultoras privadas pronostican para este año un crecimiento superior al 7,5 por ciento.
Según el informe del Indec, la participación de la inversión en el PBI subió de 19,8 por ciento en 2005 a 21,7 por ciento en 2006, con un pico del 23,2 por ciento en el último trimestre del año pasado, superando el máximo alcanzado durante la convertibilidad, también en el año 1998.
Sin embargo, aunque la inversión siguió engordando durante el año pasado a niveles muy superiores al PBI, se desaceleró respecto de las tasas de expansión del 2005. Así, mientras en el 2005 la inversión aumentó a un ritmo del 26,9 por ciento, el año pasado subió 18,6 por ciento, y en el último trimestre del año “sólo” el 14 por ciento. Tal desaceleración podría explicarse por los flojos números mostrados por la construcción en diciembre pasado. “La caída en la construcción se explica por el clima. Durante diciembre el promedio de lluvias fue muy superior al de años anteriores. No se pudo hormigonar y eso retrasó muchísimo todas las obras”, explicaban ayer en el Ministerio de Economía. El otro rubro de la inversión se refiere a la compra de “equipos durables de producción”, que en el año creció 18,8, un número idéntico a la inversión total.
En términos per cápita (en relación con la población), la economía creció desde el 2002 un 40 por ciento y se ubicó en el 2006 un 7 por ciento por encima de niveles máximos anteriores, durante la convertibilidad.
El año pasado, la industria manufacturera se expandió un 8,9 por ciento, a un ritmo de crecimiento incluso superior al de 2005 (7,5 por ciento). El otro motor de la economía fue, sin duda, la construcción, que aumentó su producto, como se dijo antes, un 18,6 por ciento. En cambio, en términos anuales, el agro creció sólo 1,5 por ciento, aunque a un ritmo superior (4,4 por ciento) durante el último trimestre del 2006, después del estancamiento evidenciado durante la primera mitad del año.
Por el lado de los servicios, el principal impulso viene dado por la “intermediación financiera” (bancos), actividad que creció un 22 por ciento, y “transportes y comunicaciones”, con un alza del 14,4. La oferta de restaurantes y hoteles, se incrementó un 7,2 por ciento en el año.
En el equipo económico desmienten la idea de que la mayor parte del crecimiento, por el lado de la demanda, esté arrastrado por una burbuja de consumo doméstico. “Pese a las presunciones sobre un aumento excesivo del consumo, los datos siguen confirmando que el consumo mantiene una evolución que, sin dejar de reflejar la recuperación del salario real y del empleo, deja espacio suficiente para que sigan aumentando la inversión y las exportaciones”, sostienen en el equipo de Miceli.
Mientras el consumo se incrementó el año pasado un 7,7 por ciento, las exportaciones aumentaron en volumen un 7,4 por ciento, pero con una fuerte aceleración en el último trimestre, cuando subieron un 13 por ciento. Sea como fuere, en ambos casos la expansión fue muy inferior a la inversión.
En Economía están preocupados por demostrar que la inversión crece muy por arriba del consumo. Desde la perspectiva oficial, el aumento de la oferta de bienes y servicios en el futuro es la única manera de desactivar las presiones inflacionarias que genera el auge de la demanda. Como sea, el “índice de precios implícitos del consumo privado” creció según el Indec un 9,9 por ciento el año pasado, una cifra en línea con el 9,8 por ciento que marcó el IPC (índice de precios al consumidor). Pero el llamado deflactor del PIB, una medición más abarcativa de los precios de la economía, subió un 13,4 por ciento. En Economía dicen que esto se explica por “los aumentos en los precios internacionales de las exportaciones (13,1 por ciento en 2006 frente a 2,1 por ciento en 2005) y por la recuperación de los salarios de la construcción y el sector público.
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