La renuncia de Lelio Mármora como titular del Indec y la necesidad de encontrarle un reemplazante provocó un nuevo cortocircuito entre Felisa Miceli y Guillermo Moreno. La pulseada tuvo lugar el último fin de semana. El secretario de Comercio Interior ejerció presión para nombrar a una persona de su confianza, que debía asumir con la misión de encarar una reestructuración profunda del organismo. Moreno está convencido de que cuadros técnicos del Indec buscan sabotear la política económica, con la elaboración de informes que tergiversan la realidad en contra del Gobierno. Miceli también desconfía, pero dio pelea para no ceder terreno en el manejo del Instituto. Logró lo que quería: el lunes el Gobierno designó a Mario Krieger como director. Pero la contienda no terminó, y la mejor prueba es que el funcionario fue nombrado “en forma interina”.

Krieger era el segundo de Mármora. Durante el último mes estuvo a cargo del organismo, a partir del pedido de licencia de este último por el estrés que le causó el enfrentamiento entre Moreno y Graciela Bevacqua. Cuando entregó la renuncia, Miceli consideró que lo más conveniente era que Krieger fuera ratificado en el puesto, entre otras razones para no agudizar tensiones. Los ánimos están demasiado caldeados como para llevar al Indec a alguien ajeno a su estructura, argumentó. Moreno, en cambio, vio la oportunidad para avanzar con una solución más radical: realizar una reforma a fondo, encabezada por una persona nombrada por él.

En principio, Miceli logró frenar ese embate. Pero tuvo que acceder a que Krieger fuera designado de manera transitoria. Lo que ahora dicen cerca de la ministra es que el interinato no tiene fecha de caducidad. Allegados a Moreno, por su parte, insisten en la necesidad de seguir aplicando el bisturí en el Indec. En cuanto a la nueva metodología de medición de la inflación, ni Miceli ni Moreno darán marcha atrás, a pesar de las críticas y la pérdida de credibilidad del indicador.

Moreno no sólo discute con Miceli. También arremete contra funcionarios bajo su dirección. En las últimas semanas le hizo sentir su rigor al subsecretario de Defensa del Consumidor, José López. Es una relación tirante desde un principio. “Dejate de joder con lo de los consumidores. Eso es un invento de Cavallo de los noventa”, le dijo el secretario a su subalterno no bien asumió. Y le dejó en claro que la relación con las empresas sería de su exclusiva responsabilidad. “Yo les aplico la Ley de Abastecimiento y se acabó”, le avisó.

A López no le quedó margen para moverse, sobre todo porque las resoluciones que dicta su subsecretaría necesitan de la aprobación de Moreno, que es secretario. Las asociaciones de consumidores sostienen que, para colmo, López no es un experto en el tema y nunca se mostró muy activo, más allá de las jornadas por los derechos de los usuarios que tienen lugar estos días.

Además de Defensa del Consumidor, depende de Moreno la estratégica Comisión de Defensa de la Competencia, a cargo de José Sbatella. En este caso, la relación es más fluida, pero el secretario remarca su autoridad. Es una actitud que inevitablemente genera choques con quienes lo tratan, sobre todo cuando se le oponen. El ejemplo más reciente es el de Marcelo Rossi, quien estaba al frente de la Oncca (Oficina de Control Agropecuario) y fue desplazado por una grave discusión con Moreno. Rossi era el encargado de distribuir subsidios por 500 millones de pesos a productores agropecuarios. De acuerdo con su versión, se resistió a las instrucciones del secretario y eso le valió el puesto. Hasta ahora, Moreno obtuvo respaldo político para actuar. La novedad es que encontró un freno en el caso del Indec, aunque habrá que ver si es transitorio o definitivo.