Con un 6,5 por ciento de crecimiento en el primer bimestre, sostenido por avances en automotores, químicos y minerales para la construcción, el sector industrial mantiene el empuje.
› Por Raúl Dellatorre
La actividad manufacturera arrancó el año evidenciando signos de continuidad en el sendero de crecimiento. En el primer bimestre, el nivel de actividad, medido en base al estimador mensual industrial (EMI) del Indec, registró un incremento del 6,5 por ciento con respecto a igual período del año pasado. Los sectores que siguen impulsando estos resultados vuelven a ser el automotor y los directamente ligados a la construcción (minerales no metálicos), seguidos por la actividad química. En cambio, arrancaron el año relegados la industria siderúrgica, la tabacalera y la de neumáticos, con descensos en el índice con respecto al nivel del año anterior. El único sector con niveles de producción atenazado por el límite en su capacidad instalada (a punto de saturación) es la refinación de petróleo, con niveles de utilización superiores al 95 por ciento en tres de los últimos cuatro meses.
De la mano del record en las ventas de automóviles que se espera alcanzar este año en el mercado interno, la industria terminal apunta a lograr también importantes niveles históricos de producción. Aproximadamente la mitad de las ventas en concesionarias son de unidades realizadas en el país, pero un volumen no menos importante se destina a exportaciones. Confiando en que estas condiciones se repitan, y tras las paradas técnicas y por vacaciones que provocaron un receso masivo en enero, el sector aspira a extender el crecimiento de casi el 25 por ciento en el primer bimestre a las cifras de todo el año con respecto a los resultados de 2006.
En tanto, pese a que las cifras del sector de la construcción mostraban hacia fines de 2006 algunas señales de desaceleración –incluso bajas en el seguimiento de los indicadores mes a mes–, los sectores manufactureros ligados a la actividad volvieron a mostrar en el primer bimestre del año un fuerte crecimiento con respecto al inicio de 2006. Vidrio, cemento y otros materiales para la construcción aumentaron su producción en 19, 11,5 y 15,1 por ciento, respectivamente, en relación con el año anterior. Sin repetir quizá los saltos de años previos, la industria de insumos para obras podría así sumar otro año a la recuperación ya manifestada en los últimos cuatro años.
La industria alimentaria, cuya participación es vital para el sector manufacturero sobre todo en economías regionales, muestra una evolución dispar. Carnes blancas y molienda de granos, al igual que bebidas, tuvieron un crecimiento superior al 10 por ciento en el primer bimestre respecto de un año atrás. La industria azucarera también creció fuerte en términos interanuales: 8,6 por ciento. En cambio, para carnes rojas y yerba mate y té, el primer bimestre apenas superó el nivel de producción del año anterior (1,2% y 1,9% de aumento, respectivamente), en tanto que el renglón de lácteos tuvo un descenso neto en el nivel de actividad (-2,2%). Según fuentes de la conducción económica, la baja en este último sector respondería a condiciones climáticas desfavorables en el período analizado.
En la industria textil, mientras que el rubro tejidos muestra una mejora del 6,2 por ciento, el rubro hilados de algodón registró una caída del 2,2 por ciento. En fibras sintéticas y artificiales, en tanto, se observó un crecimiento anual del 5,6 por ciento en relación con el primer bimestre de 2006, recuperando el dinamismo que había perdido a manos de la competencia externa, particularmente brasileña.
Otro sector estrechamente ligado a economías regionales, como industrialización del tabaco, tuvo un marcado descenso al principio de este año (-6,8%), en tanto que el procesamiento de petróleo creció apenas 3,4 por ciento, limitado por la capacidad instalada en refinación, como ya se señaló.
El uso de la capacidad instalada en los demás rubros se mantuvo, en los primeros meses de este año, lejos de su techo. En términos generales, el índice de utilización para toda la industria se ubicó en el 74,1 por ciento en febrero, apenas seis décimas por encima del mismo mes del año anterior. Este fenómeno dual, de fuerte crecimiento de la producción con muy escaso aumento en el uso de la capacidad instalada, permitiría deducir que se asiste a un crecimiento del stock de capital paralelo al crecimiento productivo, según concluyen en la cartera económica.
Visto por rubro, salvo industrias metálicas básicas, que arranca el año productivo con un nivel de utilización del 89,6 por ciento (tuvo picos entre 96% y 98% durante el año pasado) y el ya mencionado caso de las refinerías de petróleo, no hay signos de atención en cuanto a riesgo de cuellos de botella para la producción. En el caso de la industria automotriz, pese al destacado crecimiento de la producción, su utilización de la capacidad instalada todavía no logra superar la línea del 60 por ciento.
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