Tantas versiones periodísticas obligaron al Gobierno a sobreactuar la desmentida de la supuesta intención de recomprar la privatizada petrolera YPF, hoy en manos de Repsol. Ayer, tras las manifestaciones en tal sentido del jefe de Gabinete durante el fin de semana, fue el propio presidente de la Nación quien hizo pública la inexistencia de tal intención. Lo hizo en el marco de una audiencia con el embajador de España en Buenos Aires, Rafael Estrella Pedrosa, a quien le reiteró que no existe intención del gobierno argentino de retomar una participación en YPF. Nada nuevo para el gobierno de España, pero el destinatario era otro: los sectores empresarios y de la opinión pública que pudieran hacerse eco de las versiones circulantes.

Así lo expresó Estrella Pedrosa. “Hemos hablado del tema de Repsol. No hay nada nuevo para mí, lo que me ha dicho el Presidente es lo que ya conocía (...). El gobierno argentino no quiere tener una parte de la empresa, para mí estaba claro de antes, pero más claro todavía ahora, después de hablar con el Presidente.”

Junto al presidente Néstor Kirchner estaba el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. No había un temario prefijado, pero sí la intención de dejar en claro que no había ruidos en la relación entre ambos países. Desde el Gobierno interpretaron que la versión echada a rodar acerca de la posibilidad de que Argentina pudiera lanzar una oferta hostil –sin acuerdo del vendedor– por las acciones de YPF podía complicar las relaciones con el gobierno de Rodríguez Zapatero. Justo en el momento en que España está actuando como interlocutor de Argentina ante el Club de París, para buscar una refinanciación sin intervención del FMI. No es casual que esta negociación también fuera abordada a lo largo de la entrevista en Casa de Gobierno (ver aparte), que duró más de una hora.

La especulación en torno de la recuperación del patrimonio histórico en materia de hidrocarburos no es, en rigor, ajena al Gobierno. Pero mientras en algunos ámbitos oficiales se maneja como aspiración futura, en otros, más políticos, estiman que la operación es impracticable en las condiciones actuales. “Tomar la decisión de comprarle YPF a Repsol sería generar un conflicto con el gobierno de Rodríguez Zapatero, porque la empresa es privada, pero es un emblema nacional en España”, señaló una fuente que conoce a fondo a los actores en juego. “Al gobierno argentino, ir por una participación menor tampoco le sirve, porque significaría invertir demasiado dinero para una operación de dudoso rédito político. Esto no es el caso de Aguas Argentinas, donde el accionista quería irse, ni Aeropuertos Argentina 2000, donde el ingreso se da como canje de deuda”, especuló la misma fuente.

El tratamiento del caso Repsol YPF demandó apenas unos pocos minutos del extenso encuentro del embajador español con el presidente argentino, pero fueron suficientes como para que Estrella Pedrosa comprendiera el significado que, para las autoridades, tenía que él mismo negara el interés argentino por ingresar a la compañía. De otro modo, no podría entenderse que un diplomático expresara tan abiertamente la posición transmitida por el presidente argentino.

“Argentina está saliendo de la crisis y eso permite al Gobierno planificar, con mayor estabilidad, la reducción de medidas excepcionales; estamos en un horizonte donde las empresas se tienen que preparar y también buscar socios argentinos”, expresó Estrella Pedrosa, finalmente, para expresar que la corriente de inversión española en Argentina no se detendrá.