ECONOMíA › HUBO ACUERDO ENTRE FRIGORIFICOS Y GANADEROS
› Por Fernando Krakowiak
Las entidades del campo y los frigoríficos firmaron ayer por la noche un acuerdo que contempla un aumento del precio de la carne a nivel mayorista, el cual, según prometieron las partes, no debería trasladarse al consumidor final. Una vez que el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, le dé el visto bueno al texto final, el kilo vivo de novillo pasará a cotizarse entre 2,90 y 3 pesos, la vaquillona entre 3 y 3,15, la ternera entre 3,25 y 3,55 y el kilo de media res, entre 5,10 y 5,70.
La reunión, realizada en la Secretaría de Agricultura, se extendió por más de cinco horas, debido a las diferencias existentes entre los productores y los frigoríficos consumeros, representados por Ciccra. Estos últimos se negaban a avalar una suba en Liniers sin el establecimiento de un techo explícito, pero finalmente se acordó que, en caso de que el precio supere la banda de referencia, deberá reunirse una comisión de seguimiento para evaluar la situación.
El Gobierno y las entidades del campo habían consensuado el viernes pasado una propuesta que contemplaba un “sinceramiento” de los valores del kilo vivo de hacienda, reemplazando el precio sugerido para cada categoría por una “banda de flotación” capaz de otorgarle mayor flexibilidad al mercado. Los productores aseguraron que ese acuerdo no debería generar un incremento en el precio de los 12 cortes populares que llegan al mostrador de las carnicerías, porque los valores “sugeridos” por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, ya no se estaban respetando en la práctica. El objetivo del “sinceramiento” es terminar con las ventas “en negro” y tratar de normalizar el Mercado de Liniers, que en los últimos meses se redujo a su mínima expresión.
El acuerdo se complicó esta semana, cuando el Gobierno buscó sumar a los frigoríficos, pues éstos temen que el control que Moreno ejerce sobre los productores se traslade a partir de ahora a la industria, en un contexto de flexibilización de precios en Liniers. Los frigoríficos se manifestaron dispuestos a contemplar un precio de referencia para la media res a la salida de la planta y una suba de sus costos debido a la mejora que percibirían los productores, pero expresaron la necesidad de ponerle un techo a este último incremento para evitar que les terminen recortando un porcentaje mayor al acordado en los papeles. Este punto hizo que la discusión en Agricultura se demorara ayer por más de cinco horas.
En uno de los párrafos de la propuesta se destacaba que “en caso de que el precio de la hacienda en pie supere las bandas tarifarias no se dará por caído el acuerdo”. Los productores defendían esa cláusula argumentando que está pensada para casos “excepcionales” como, por ejemplo, una lluvia que pudiera recortar la oferta momentáneamente, provocando un aumento de precios por encima de la banda acordada. Sin embargo, los frigoríficos, fundamentalmente los que venden la mayoría de su producción al mercado interno, reclamaban la fijación de un techo sin excepciones. Finalmente, se terminó acordando que, cuando el precio aumente por condiciones “excepcionales”, se deberá reunir una comisión de seguimiento para evaluar la situación y determinar si el acuerdo sigue vigente.
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