A semejanza de lo que ocurrió tiempo atrás con Julio Villalonga, ex presidente de Telefónica, su sucesor, César Alierta, fue denunciado por hacer negocios usufructuando información privilegiada. En este caso, no se trata de “inside information” de la propia empresa de telecomunicaciones sino de Tabacalera, una firma del grupo.
El diario español El Mundo denunció que Alierta se enriqueció con la venta de acciones de aquella empresa del tabaco, que presidió hasta julio del 2000, cuando fue designado al frente de Telefónica. Antes de ese momento creó con su sobrino una sociedad de inversiones, que se dedicó a comprar y vender títulos de Tabacalera.
Según detalla el diario, a través de esa compraventa accionaria la empresa de su pariente directo pudo obtener un beneficio millonario comprando justo antes de que las acciones se revalorizaran enormemente gracias a dos decisiones. En un caso, con la compra de una distribuidora de habanos cubanos, Havanatampa, que opera en los Estados Unidos una gran red. La otra información, a la que sólo podía tener acceso algún directivo de alto rango de Telefónica o Tabacalera, fue la decisión del gobierno español de aplicar un aumento importante en el precio de los cigarrillos, algo que subió la cotización accionaria.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores española analizó el caso, pero había concluido que no había delito alguno. Quizás porque no pudo probar que el afortunado sobrino de Alierta haya dispuesto de anticipos de datos provistos por su propio tío. Sin embargo, un funcionario de ese organismo oficial, en desacuerdo con aquel juicio, interpretó ante El Mundo que se trata de un “caso de libro de información privilegiada”.
Julio Villalonga fue acusado de aprovechar la información que disponía como titular de Telefónica sobre un acuerdo que esta compañía realizó con otra multinacional de las telecomunicaciones. Poco antes de ese pacto compró acciones de la propia compañía, que vendió justo antes de que esa asociación se frustrara, acumulando un buen rédito.