ECONOMíA
› LA GIRA DE O’NEILL.
La visita africana de O’Neill a la Argentina
Después de la asistencia inmediata a Uruguay, en el equipo de Lavagna no entienden por qué Washington sigue demorando la ayuda a la Argentina. Las interpretaciones sobre la gira del secretario del Tesoro.
“En cualquier otra situación, esto estaba maduro para un acuerdo hace rato. Sobre todo, porque lo que se está pidiendo es tan elemental: refinanciar por un año la propia deuda con los organismos internacionales. No se entiende.” El comentario de un estrecho colaborador de Roberto Lavagna a Página/12, fue realizado poco después de enterarse de la ayuda extraordinaria que destrabó Washington en un fin de semana para Uruguay. Sobre la visita de Paul O’Neill, que estará en el país mañana y pasado, no alienta demasiadas expectativas: “No veo que traiga buenas noticias, tampoco que venga a decir barbaridades. No veo qué puede resolver en este momento. Está muy apretado internamente”, reflexionó el funcionario. Aun así, en el equipo económico confían en que a fin de mes esté listo un módico acuerdo con el Fondo, “sin fondos frescos”, como confirmó ayer Lavagna (ver página 3).
Si el viaje de O’Neill no implicará novedades en términos del acuerdo con el FMI, como creen en Economía, la pregunta obvia es cuál es el objetivo de su visita. En el equipo de Lavagna consideran que “hay un modelo de visita, que nosotros no conocíamos hasta ahora, que es el de Africa. Visita a las ONG, al otro mundo, no exclusivamente al mundo oficial. Es para dar la impresión de que Washington se preocupa por el mundo real”, explicó el funcionario. Ciertamente la agenda de O’Neill incluye una recorrida por un hospital, fábricas y reuniones con entidades intermedias. Llegará al país el martes por la tarde, después de pasar poco mas de medio día en Uruguay, y partirá el miércoles a las 19, después de entrevistarse con Lavagna (ver página 5).
Completando la invasión a Buenos Aires, hoy desembarcará otra misión del Fondo Monetario dedicada exclusivamente a revisar los números fiscales. Estará liderada por los técnicos Jaime Ramírez Rigo, Luis Cubeddu y Katherine Baer, del Departamento de Asuntos Fiscales de ese organismo multilateral de crédito. La semana pasada estuvo en el país otro grupo, que se abocó al programa monetario. Una vez que esta segunda avanzada complete su trabajo, a más tardar la semana próxima, estaría todo listo, formalmente, para redactar un documento final que sería la base del acuerdo. Con los números fiscales no hay problemas, porque, con los gastos congelados y la postergación de pagos a proveedores, el Gobierno logrará un holgado superávit fiscal gracias al aumento de la recaudación producto de la inflación. En el programa monetario los amparos son todavía un agujero negro. Pero en Economía creen que, aún si la Corte no los frenara, los técnicos del Fondo podrían aceptar las proyecciones oficiales, dado que en las últimas semanas se redujo notablemente el goteo de fondos del corralito y los redescuentos otorgados por el Banco Central a los bancos. “No se entiende por qué no terminaron con el problema de la Argentina, para después ayudar a Uruguay y Brasil”, siguió reflexionando ante este diario el colaborador de Lavagna. “Pareciera que la idea es seguir aislando a la Argentina. Realmente no se entiende por qué no toman una iniciativa inmediata”, agregó.
Sin embargo, confía en que finalmente le darán el “okay” a la administración Duhalde en las próximas “dos o tres semanas”, aunque por necesidad antes que por virtud. “No se pueden dar el lujo de no acordar con la Argentina, cuando lo único que estamos pidiendo es la refinanciación de los vencimientos con los propios organismos. Ahora, es un problema para ellos: si la Argentina no les paga, entonces el Banco Mundial y el BID van a ser reclasificados, perdiendo su categoría de bancos triple A”, explicó el funcionario.
Pero hay otra interpretación, que desecha la posibilidad de que se pueda alcanzar un acuerdo durante la presidencia de Duhalde. La idea sería que no acordarán con nadie en la Argentina hasta que no haya un nuevo presidente electo, en tanto que, mientras más tiempo pase, más aumenta la dependencia del Mercosur de Washington.
Sea como fuere, en el equipo de Lavagna consideran que, más allá de las declaraciones, hay un cortocircuito entre el Tesoro norteamericano y elFMI cuando se trata de la Argentina. En esa línea especulan con que el Fondo está mucho más cerca de la posición de los bancos y los acreedores, que, como dice Stiglitz, quieren infligir un “castigo ejemplar” al país por haber declarado el default.