El Presidente planteó una alianza con los sectores productivos. Habló del inicio de una nueva etapa. Techint y De Vido, juntos.
› Por David Cufré
Néstor Kirchner prometió a la conducción de la Unión Industrial Argentina avanzar hacia la creación de una banca de desarrollo, destinada a financiar la inversión a largo plazo. “A mí no me mueven los fantasmas”, sentenció, en referencia a los escándalos de corrupción que terminaron por hundir al Banco Nacional de Desarrollo (Banade). El Presidente dijo que “no descarta” ningún instrumento, incluso la constitución de una nueva entidad. Fue una de sus definiciones importantes en una reunión cargada de mensajes explícitos y simbólicos. Por un lado, mostró un cambio en la relación del Gobierno con la central fabril, de mucha mayor sintonía. Por otro, sirvió como un gesto de distensión entre la Casa Rosada y el grupo Techint, representado allí por uno de sus directores. Y también significó un aval hacia Julio De Vido, invitado por Kirchner a sentarse a la mesa.
El encuentro se desarrolló en el despacho presidencial, con la presencia de otros dos funcionarios: Felisa Miceli y el secretario de Industria, Miguel Peirano. La UIA había solicitado la entrevista para presentar a su nueva conducción, asumida hace veinte días. El presidente es Juan Carlos Lascurain, un empresario pyme del sector siderúrgico que además encabeza la cámara de industrias del sector. El número dos es Luis Betnaza, director de Techint, lo que demuestra el interés del grupo en fortalecer la entidad. Los industriales eligieron a esos dirigentes pensando en que su perfil encaja mejor con el discurso productivista del gobierno. Es un intento de acercamiento, después de años en que la UIA osciló en sus posiciones.
Kirchner respondió aceptando la reunión. De entrada, planteó que el gobierno quiere a los industriales como aliados, pero les dejó en claro bajo qué condiciones. Pidió que aumenten sus inversiones en el país, sobre todo las grandes empresas, y que sean tolerantes frente a las dificultades o demoras en la resolución de problemas. El Presidente hizo una exposición de 20 minutos en la que recordó todas las acciones del gobierno para sostener una política de sesgo industrial. Enumeró los millones de pesos que destina por día el Banco Central y el Tesoro para mantener el tipo de cambio, la defensa de la producción local en las negociaciones internacionales, el plan de desendeudamiento para que el Estado no reste financiamiento al sector privado, el fortalecimiento del mercado interno y la continuidad del alto crecimiento económico.
“Muchas veces hemos escuchado discursos similares, pero esta vez además del discurso vemos la acción”, le devolvió Betnaza. Lascurain indicó que la industria respondió a esas señales aumentando la producción, generando empleo y subiendo los salarios. Y planteó que el desafío de aquí en más es elevar el volumen de inversión de largo plazo, para lo cual reclamó la asistencia del Estado a través de una banca de desarrollo. En ese punto, Kirchner aceptó que el gobierno debe diseñar instrumentos de ese tipo y sorprendió al manifestar que no descarta crear una nueva entidad. Otra posibilidad sería utilizar los fondos de las AFJP.
Kirchner fue más allá. Sostuvo que el Gobierno analizará la creación de incentivos para el comercio exterior. “El dólar no es todo”, marcó, en relación al camino para mejorar la competitividad industrial. No dio precisiones sobre si habría mecanismos de promoción fiscal o de otro tipo. El eje de su discurso fue que después de las elecciones de octubre comienza una “nueva etapa”. Describió los primeros cuatro años de su gobierno como el momento de instalación de un nuevo modelo, que deberá consolidarse en los próximos años. El Presidente evitó definir si el candidato será él o su esposa. Pero fue enfático en que de ahora en más arranca una nueva etapa.
En materia laboral, el Presidente expresó que este año difícilmente llegue al Congreso un proyecto de ley de Riesgos del Trabajo, debido a que se trata de un período electoral. Sobre el tema energético sólo adelantó que hubo un aumento en las reservas de gas. Allí intervino De Vido, quien ratificó la información. Según dijeron los industriales y Miceli a la salida de la reunión, el caso Skanska no se mencionó en absoluto. Los empresarios sólo deslizaron la importancia de seguir con las obras para aumentar la oferta energética, temerosos de que se vean afectadas por esa investigación.
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