Félix Herrero es vicepresidente del Grupo Moreno. En diálogo con Página/12, afirma que Repsol desinvierte en Argentina para volcar ese capital a exploración en otras zonas del mundo. Sobre la situación energética, afirma que la crisis es resultado de la falta de controles estatales.

–¿Habrá más cortes de gas y electricidad durante el invierno?

–Por los elementos que tenemos delante pienso que sí. En cuanto haga un poco de frío, se caiga una máquina o baje el caudal de las represas vamos a tener cortes. En electricidad estamos con utilización plena de la potencia. Lo mismo en el transporte de gas: la capacidad es de 139 millones de metros cúbicos por día y se están utilizando más de 130 millones. Estamos en el límite. La situación es difícil, pero no hay que exagerar ni para un lado ni para el otro: no se puede decir que habrá un colapso del sistema energético, como postulan algunos, ni tampoco que no pasa nada. La crisis es profunda porque alcanza a todos los componentes de la oferta energética, no sólo a uno.

–¿Los cortes afectarán a los usuarios residenciales?

–Creo que quedarán limitados a la industria y a los grandes consumidores. Pero, como dije antes, si se combinan una serie de factores negativos el problema podría llegar a las casas de familia. Esto ocurre porque en lugar de analizar qué pasa con las inversiones de las empresas estamos mirando el pluviómetro, el barómetro y el termómetro.

–¿Se necesitan medidas de emergencia como bajar la iluminación de la vía pública o prohibir los partidos de fútbol por la noche?

–Es lo mismo que en la repuesta anterior: en principio no creo que hagan falta, pero no lo descarto. Ahora, el ahorro de energía debería ser una política de Estado, algo que se enseñe en las escuelas. Tenemos una cultura de dilapidación de la energía sobre la que no se hace nada.

–¿Los pliegos de concesión obligan a las empresas a invertir?

–Las inversiones pueden estar detalladas o no, pero en todos los países del mundo el Estado otorga las concesiones en función de dos obligaciones básicas: prestar un servicio universal a los usuarios y mantener las reservas de petróleo y gas. Si bajan las reservas, como pasa acá, es un fracaso total. Repsol YPF es la empresa que tiene la tasa de sustitución más baja del mundo: 17 por ciento. Repone apenas 17 por ciento de lo que extrae.

–¿Repsol debería aumentar sus inversiones con las ganancias que está obteniendo?

–Por supuesto. Están invirtiendo incluso el 50 por ciento de lo comprometido para este año. Pero si están dispuestos a vender hasta el 45 por ciento de YPF no es para invertir más en Argentina, sino para hacerlo en Libia y en el Golfo de México. Para las multinacionales, su lugar de inversión es el mundo. Una empresa estatal invierte para abastecer su mercado interno. El presidente Kirchner dice continuamente que les va a sacar las concesiones a los que no invierten, pero no hace nada pese a la caída de las reservas de petróleo y gas. Esto sólo pasa acá, con empresas que hacen lo que quieren y con gobiernos –porque no es sólo éste– que se lo permiten.

–¿Puede cambiar algo con la incorporación de un socio local?

–Depende de cuál sea el socio local. El grupo Eskenazi sería un socio financiero, no un socio petrolero. Se necesita inversión de riesgo, no compra de papeles. Esto es una reprivatización. Eskenazi sabe de bancos, no de exploración, transporte y destilación.