Mar 03.07.2007

ECONOMíA  › MULTA A SHELL Y AMENAZA DE PRISION A SUS DIRECTIVOS POR FALTA DE GASOIL

El que no abastece es un holandés

El Gobierno multó a la petrolera anglo-holandesa en cinco millones de pesos al encontrar estaciones que no vendían el combustible. El caso irá a la Justicia para que evalúe la conducta de sus directivos, quienes podrían sufrir penas de prisión.

› Por Raúl Dellatorre

Decidido a convertir a la empresa Shell en el enemigo emblemático de su lucha en el mercado de los combustibles, el Gobierno anunció ayer nuevas sanciones contra la firma de origen anglo-holandés, esta vez por cinco millones de pesos, por desabastecimiento en el mercado del gasoil. “Al momento hay cinco infracciones, pero están en proceso 40 más, y se sigue investigando”, anunció ayer por la mañana Guillermo Moreno, desde el salón de conferencias de la Casa Rosada. Un millón de pesos por cada estación de servicio inspeccionada y haya sido encontrada con las mangueras cruzadas es el precio de la multa. Y no sólo eso: el secretario de Comercio Interior anticipó que en el día de hoy se elevará la denuncia a la Justicia en lo Penal Económico “para que evalúe la conducta de los directivos de Shell y aplique las sanciones que la ley estipula, en su pena máxima si es posible”, es decir, la prisión. Por la tarde, una vez notificadas las sanciones, el presidente de Shell, Juan José Aranguren, rechazó los argumentos oficiales. “Otras empresas importantes del sector ofrecieron al mercado menos naftas y gasoil que Shell, los propios dirigentes de estaciones de servicio han dicho que el problema de falta de combustible no es exclusivo de Shell; no es una sospecha, me baso en los hechos: hay un trato discriminatorio contra nuestra empresa”, respondió a una consulta periodística.

Las inspecciones que dan lugar a las sanciones tuvieron lugar durante el mes de junio, luego de que el presidente de la Nación advirtiera, desde Coronel Suárez, que había ordenado “poner en marcha la Ley de Abastecimiento” contra las petroleras que no ofrecieran suficiente gasoil en los surtidores. En esa oportunidad, al concurrir a un acto oficial, se encontró con una manifestación de productores rurales de la zona que le reclamaron por la falta de gasoil. “Bastaba con levantar un teléfono: me tienen que llamar, me tienen que decir, me tienen que ayudar”, les respondió Néstor Kirchner desde el palco el 7 de junio. “Acá en Coronel Suárez no puede faltar gasoil, porque las grandes empresas, como Repsol, Shell y Petrobras lo tienen que traer. Ya le dije al señor ministro (Julio) De Vido que ponga en marcha la Ley de Abastecimiento”, remató en esa oportunidad el presidente.

Ayer, el titular de Shell recordó aquel episodio recordando que, por entonces, la estación de Coronel Suárez de YPF había dejado de atender por problemas técnicos, provocando una demanda extra sobre la boca de venta de Shell, que agotó el combustible en pocas horas. Según asegura, la reposición llegó al día siguiente. Lo mismo asegura que ocurrió en cada una de las 45 estaciones en las que Comercio Interior labró actas por falta de gasoil (26 en la ciudad de Buenos Aires y conurbano, 19 en zonas rurales). Dio cifras globales del mercado, en base a datos de la Secretaría de Energía, que indican que mientras Shell aumentó 10,7 por ciento sus ventas de gasoil en los primeros cuatro meses del año, YPF sólo las incrementó 2,2 por ciento. Y que en junio, en particular, las ventas de Shell al mercado crecieron 11 por ciento respecto de un año atrás.

Sin perder la calma, el directivo se refirió a la amenaza del secretario de Comercio y la ministra de Economía “cuando dicen que van a ir a la Justicia Penal Económica” pidiendo la máxima sanción para los responsables de la empresa: la prisión. “Si vamos a la Justicia, vayamos por todo, por la cuestión de fondo, veamos si es constitucional la Ley de Abastecimiento y su aplicación como lo hacen contra Shell”, respondió. Aranguren recordó que, en el caso de las 23 multas que la empresa recibió en octubre pasado (también lo mencionó Miceli en la conferencia de prensa), la petrolera no las pagó, las apeló y todavía no obtuvo respuesta en el ámbito administrativo. “Esperamos que nos respondan para ir a la Justicia si ratifican las multas, pero después de ocho meses podríamos pedir un recurso extraordinario por negación de justicia”, puntualizó.

Sin motivos aparentes que expliquen una conducta de Shell en el mercado “peor” que la de la competencia, el único hecho diferencial que la viene distanciando del Gobierno pareciera ser el negarse a importar gasoil a pérdida para aumentar la oferta global en el mercado interno. Ayer, este diario consultó a Aranguren sobre sus operaciones con combustible importado, quien respondió: “Le compramos 10 millones de litros de gasoil a PDVSA de Argentina, que ellos importan de Venezuela, y les vendimos 7 millones de litros de nafta súper”. ¿A qué precios?, quiso saber Página/12. “A precios del mercado interno”, admitió el directivo.

Salvo ese canje a precios domésticos, Shell no hizo otro esfuerzo para traer gasoil importado, como sí lo vienen haciendo sus tres principales competidoras: Repsol, Petrobras y Esso. Pese a que la venta de gasoil importado goza de importantes desgravaciones, el resultado neto seguiría siendo negativo para las petroleras, según afirman las mismas. Shell no está dispuesto a hacer ese sacrificio, argumentando que igual abastece el mercado con un aumento sobre el año anterior superior a los parámetros exigidos por la Ley de Abastecimiento y su reglamentación por el actual gobierno. Contra el 7 por ciento de aumento que le exige la norma sobre el año anterior, según su propia interpretación, aseguran que están aumentando 9,9 por ciento su oferta (primer semestre), porcentaje superior al crecimiento del mercado y de las ventas de Repsol YPF en particular, firma dominante en el rubro gasoil (más del 50 por ciento de participación).

“También podríamos importar crudo de mejor calidad para mejorar el rendimiento en gasoil (de su destilación), pero a precios incompatibles con los del mercado interno”, comparó el directivo de Shell. Incluso recordó que, pocos días atrás, le propuso a dirigentes de entidades rurales compartir los costos de importar gasoil, dado que los productores iban a ser los principales demandantes del combustible para una cosecha de maíz que apunta a ser muy superior a las anteriores, alentada por los elevados precios internacionales. “No aceptan, quieren que el mayor costo lo paguemos nosotros”, relató Aranguren.

Pero no será Shell la que lo pague. “Todo nuestro gasoil va para el mercado interno, no lo exportamos ni lo cuotificamos”, se defiende el directivo petrolero. Desde el gobierno siguen la cuestión petrolera en otra frecuencia, que sintoniza mejor con Repsol YPF y en una onda a la que, más recientemente, se han corrido Petrobras y Esso. Tan sola ha quedado Shell, que la cámara de industriales petroleros no se hizo cargo del problema ni de las sanciones a una de sus empresas, ni el año pasado ni lo hará, seguramente, ahora. Pese a que Juan José Aranguren fue, hasta hace un mes, su presidente, cuando fue desplazado por un representante de Petrobras.

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