“Skanska es un tema que está en la Justicia. ¿Pero qué pasa con el 43 por ciento de los empleados en negro? Eso también es corrupción”, admite Guillermo Murchison, de la empresa homónima. Las declaraciones del –a la vez– directivo de IDEA (Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina) tienen como marco la presentación de la agenda de dicha entidad para el próximo coloquio anual, donde los oscuros vínculos entre los privados y estatales figuran como uno de los puntos fuertes de la remozada agenda ejecutiva. Los otros temas son la pobreza, la economía internacional e, ineludiblemente, la situación energética. Una cuestión que será planeada el martes, en forma preliminar, en un encuentro con la senadora Cristina Fernández de Kirchner como principal invitada.

Algo parece estar cambiando en el Instituto, conocido por las reuniones periódicas a las que tiempo atrás asistía lo más granado del circuito político. No tuvieron igual suerte con Néstor Kirchner, quien siempre se cuidó de mostrarse junto a un núcleo de empresas muy heterogéneo, que incluye a las que más facturan del país.

Cristina resultó algo menos esquiva. Estuvo hace dos años con estos empresarios en un encuentro en Pilar, cuando se postulaba como legisladora por Buenos Aires. El martes va a inaugurar una serie de cuatro encuentros previos al coloquio de Mar del Plata, en los que se presentarán los trabajos que servirán como base de discusión del evento. El destino quiso que la candidata a presidente por el Frente para la Victoria tuviera que escuchar, justamente, la síntesis del informe que elaboró el ITBA (Instituto Tecnológico de Buenos Aires) sobre la situación energética, y un diagnóstico de la crisis que puede resultar incómodo.

El texto en cuestión será expuesto por Ernesto Badaraco, titular de la Asociación de Generadores, y tiene un capítulo dedicado al “marco regulatorio” de la actividad. Cuestiones como la política de precios de los combustibles, los acuerdos “informales” con las petroleras y hasta la más reciente controversia con Shell pueden aparecer a la luz como algunos de los puntos de tramitación confusa en términos de regulación.

Pero es factible que la síntesis ejecutiva a realizar el 4 de septiembre ante Cristina evite las precisiones urticantes. Bajo el comando del director general de Microsoft y presidente de Idea, Gustavo Ripoll, los ejecutivos son tan cuidadosos de no mostrarse obsecuentes con el poder político como de hacer cualquier gesto que lo pueda irritar.

Con este criterio, difícilmente el debate en público haga alusión a los sobreprecios detectados en la contratación de Skanska y es factible que ni siquiera se desmenuce el funcionamiento de los fondos fiduciarios, que en sus puntos grises compromete tanto al Gobierno como a los privados. El mismo cuidado se impondrá en las otras previas, para las que están convocados los precandidatos presidenciales Roberto Lavagna, Elisa Carrió y Ricardo López Murphy. Que a la secuencia la inicie Cristina, dicen, es casualidad.