POR MIGUEL BEIN *.
“Política y oferta”
“El aumento en los precios de los alimentos responde a fenómenos cruzados. Un aspecto central es la suba violenta en los valores internacionales de los commodities. El trigo cuesta 75 por ciento más que el año pasado; la tonelada de girasol vale internamente 30 por ciento más que la soja. El trigo empuja los precios de la cadena de panificados; el girasol es el principal insumo del aceite de cocina. Se disparó el precio del arroz, el de la leche en polvo se duplicó. Hoy se exporta el 25 por ciento de la producción láctea, contra el 12 de hace diez años. Por otra parte, todo lo que tiene que ver con el packaging está en permanente alza. El aluminio cuesta el doble que hace cinco años; los plásticos, los derivados del petróleo se encarecieron. Son todas presiones que tienen que ver con un ciclo de precios internacionales muy altos que favorece nuestra producción. Se administran con retenciones, con cupos, con política, con negociación, aunque no es fácil evitar el impacto porque los aumentos son muy fuertes. La segunda pata es el boom del consumo interno por las mejoras en los ingresos que dispuso el Gobierno. La tercera cuestión es lo que tiene que ver con el clima, con un invierno inusualmente frío. Habría que avanzar con subsidios cruzados para elevar la oferta, como se hizo con la soja y la carne.”
* Economista.
POR ROBERTO DVOSKIN *.
“Intervención”
“Tenemos un proceso inflacionario que el Gobierno no controla. Insiste con acuerdos de precios formales, pero que en realidad no influyen en nada. Debería intervenir en términos de oferta. Es una política a largo plazo, a seis o siete años, que tendría que ser mucho más vehemente. En la coyuntura, está bien actuar en favor de los consumidores. Aumentar la importación es un camino, pero cuando la papa baje de precio y el tema desaparezca de los diarios, el Gobierno tiene que trabajar para incentivar la producción. Otro campo de acción es el canal de distribución, que no es transparente. El aumento en los precios también es consecuencia de un incremento en los márgenes de comercialización, especialmente de los supermercados. Las grandes cadenas cedieron márgenes el año pasado, cuando los acuerdos de precios tuvieron mayor fuerza política, y los están recuperando ahora. Es cierto que los precios de fábrica no subieron tanto, lo mismo que la inflación oficial. En cuanto a la importación de papas, es una medida que se debe aplicar con escalpelo fino para que no pase lo mismo que le pasó a Mazzorín. El Gobierno no parece tener instrumentos ni capacidad humana para manejarlo. Su intervención en los mercados no ha sido muy inteligente.”
* Profesor de la Universidad de San Andrés.
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