Aquella máxima de Juan Perón del fifty-fifty, que aludía a una distribución por mitades de la renta nacional entre el capital y el trabajo, todavía está lejos, pero el Gobierno celebró ayer como un triunfo el último dato de esa medición, que arroja una mejora en la participación de los asalariados. En el último año llegó al 41,3 por ciento, lo que determina un alza de 2,9 puntos frente al 38,4 por ciento de 2005. El ministro de Economía, Miguel Peirano, destacó que es el mayor incremento interanual de la serie desde 1993. La diferencia también es sustancial respecto del peor momento de la crisis, cuando la participación de los trabajadores había caído a un mínimo de 34,6 por ciento. Las empresas, en tanto, se quedaron con el 45,1 por ciento de los ingresos, y las explotaciones familiares –en parte empresarios, en parte trabajadores–, con el 13,6.

Cada etapa histórica tiene su indicador económico estrella. En las décadas del ’60 y ’70, el de Distribución Funcional del Ingreso era el principal, pues daba argumentos a sindicatos y cámaras patronales en una dura puja por el reparto de la torta. La dictadura militar y el desembarco de José Alfredo Martínez de Hoz en el Ministerio de Economía terminaron con su época de esplendor y dirimieron la pulseada en favor del capital. El Gobierno ahora rescata el índice, cuando los resultados vienen mejorando. La clave es el crecimiento del empleo y el aumento de la masa salarial.

Los datos que entregó ayer el Indec son los de 2006, en comparación con los de 2005. Los puestos de trabajo en el total de la economía subieron 5,6 por ciento el año pasado (857.000 nuevos empleo), hasta un total de 16.419.000. A su vez, la masa salarial total registró un incremento del 31,9 por ciento contra el año anterior a pesos corrientes (no despeja el efecto inflacionario). Un elemento adicional que da más brillo a esos resultados es la recuperación del trabajo en blanco. El universo de asalariados registrados creció en el mismo período 8,5 por ciento (596.000 nuevos puestos, hasta un total de 7.573.000), el de los trabajadores “en negro” trepó 3,4 por ciento (152.000 empleos, hasta 4.694.000) y el de autónomos subió 2,7 por ciento (109.000, hasta 4.152.000).

En línea con esa evolución, la masa salarial de los trabajadores registrados aumentó 33,9 por ciento, la del sector público, 32,2, y la de los empleados en negro, 23,2. “Los nuevos datos ratifican que la distribución del ingreso viene mejorando sostenidamente desde 2003”, destacó Peirano.

La participación del sector empresario, que técnicamente el Indec lo denomina Excedente de Explotación Bruta, es decir, la retribución a los activos que participan en el proceso productivo (capital, activos no producidos, entre los principales) se contrajo el último año. Fue del 45,1 por ciento, 2,6 puntos menos que el 47,7 por ciento de 2005. Lo que perdieron las empresas, y también las explotaciones familiares (su participación bajó 0,3 punto el año pasado, hasta 13,6 por ciento), fue ganado por los trabajadores.

Esos datos toman en cuenta el total de sectores de la economía, incluido el sector público. Cuando se excluye a este último sector de la medición, los números son mucho más favorables para los empresarios y menos atractivos para los trabajadores. La participación de estos últimos desciende a 33,6 por ciento, la del capital trepa a 51,0 por ciento y las de explotaciones familiares suben a 15,3. De todos modos, la tendencia de aumento en la tajada que se llevan los asalariados se repite, ya que en 2005 se quedaban con 31,0 por ciento (2,6 puntos menos que el año pasado), contra 53,5 por ciento de los empresarios (2,5 puntos más que en 2006) y 15,6 de las explotaciones familiares (0,3 punto más que el año pasado).