ECONOMíA › INVERSIONES, POSICION DOMINANTE Y ESTRATEGIA DE EXPANSION DE ALUAR
Aluar inauguró instalaciones en un plan de obras total por 1300 millones de dólares. Néstor y Cristina Kirchner viajaron a Madryn. Página/12 entrevistó al titular de la compañía, Javier Madanes.
› Por Cledis Candelaresi
Es comprensible que el matrimonio presidencial haya ido ayer a Puerto Madryn para participar de la inauguración de las nuevas instalaciones de Aluar, un escenario privilegiado para subrayar la bonanza industrial. Es una obra de 1300 millones de dólares a ejecutar en dos etapas, que servirá para aumentar la capacidad productiva de la planta de aluminio a más de medio millón de toneladas anuales en 2009. El primer capítulo, cerrado ayer, implicó 850 millones de dólares; el segundo, abierto ahora, significará un desembolso de 400 adicionales. “Es el camino y el rumbo que tenemos que seguir”, se entusiasmó Néstor Kirchner, quien desplazó en el anuncio al propio dueño, Javier Madanes. El comandante de la megaempresa familiar, también propietaria de Fate, sueña replicar en Santa Cruz una iniciativa tan ambiciosa como la fábrica chubutense, que quizá pueda también desarrollarse con prerrogativas fiscales y un lugar hegemónico en el mercado. “Para tener un país que crezca es necesario salir de un modelo concentrado”, reflexionó el empresario en diálogo con Página/12.
–Pero salir de un modelo concentrado es modificar el marco en el que Aluar se mueve cómodo: ustedes tienen una posición dominante en el mercado del aluminio.
–Bienes como éste requieren estándares de producción elevados, así se puede competir con otros: estamos hablando de producir 515 mil toneladas. Podríamos decir que tenemos un monopolio de hecho pero, en rigor, no funciona así. Argentina importa una gran cantidad de aluminio, básicamente desde Brasil. Hay cosas que no se pueden elaborar localmente y existe absoluta libertad para importarlas. Los envases de aluminio para las bebidas son un ejemplo.
–Hay una denuncia ante Defensa de la Competencia contra ustedes de la cooperativa IMPA por “abuso de posición dominante”, fundada en la modalidad de desarrollo del negocio aguas abajo. Da la impresión de que el planteo tiene fundamento.
–¿Fundamento? Depende de dónde se analice. En este caso concreto la presentación la hace una cooperativa que tuvo muchas dificultades para sostener un proceso de producción continuo. Pero no por nosotros. Aluar le abrió el crédito y le dio insumo. Pero varias veces el proceso fracasó y ellos dejaron cuentas impagas. No son trabas de nuestra compañía sino problemas específicos de esa empresa, que quizá no se manejó con la eficiencia que requiere toda actividad productiva.
–Una cosa es el caso concreto. Otra es la situación de Aluar como proveedor privilegiado y competidor de sus propios clientes.
–Pero es que Aluar no compite con IMPA. Los productos que producen ellos no los producimos nosotros. La discusión está planteada en si Aluar tiene que ser proveedor infinito de crédito a una cooperativa. Creemos que no.
–¿Hay garantías de que tendrán el gas que necesitan para los próximos veinte años, tal como acordaron con algunas productoras?
–No tenemos razones para pensar que Repsol, Pan American o Petrobras no cumplan lo firmado. Otra es la situación respecto de la escasez del recurso que genera situaciones excepcionales y de emergencias como las de este invierno. Para una actividad electrointensiva como la nuestra, bajar el interruptor sería peligrosísimo, porque se destruye el proceso productivo.
–¿La escasez de gas se debe a la falta de vocación de invertir que tuvieron las productoras de hidrocarburos?
–Lo objetivo es que Argentina perdió reservas y que necesita un plan estratégico para recuperarlas. Y éste no es sólo un problema de producción petrolera, que es un negocio de riesgo en el que es conveniente que también tengan protagonismo empresas de capital nacional.
–Hay empresas locales que llegaron al negocio, ganan licitaciones, pero no parecen acreditar capital suficiente para encarar las inversiones que prometen.
–Yo no quiero personalizar. Pero éste es un país que cuenta con gente con recursos económicos suficientes para invertir en el sector energético como lo hace en otros segmentos. Puede ser que haya un cierto apichonamiento en los últimos años y la gente se orienta más a cosas más seguras, más rentísticas. Y la actividad petrolera es de mucho riesgo.
–¿Cree que este modelo económico, que tendría continuidad con un eventual gobierno de Cristina Kirchner, alienta la inversión?
–Yo no creo que haya un modelo explicitado. Pero, en lo concreto, cuando tuvimos que llevar adelante una inversión de esta envergadura contamos con una preocupación de la dirigencia política muy fuerte y las cosas se resolvieron. Se removieron los escollos y se pudo ir adelante.
–¿Por qué Aluar no integra ningún gremio patronal?
–Porque somos muy malhumorados. Hay gente que cree que es bueno negociar desde adentro de las asociaciones. Otros pensamos que es mejor arrimar propuestas desde afuera y evitar el desgaste que significa estar permanentemente negociando con modelos con los que uno no está de acuerdo. A partir de la crisis del 2001 nos sentimos muy alejados de mucha gente.
–Pero considerando que el grueso de la producción está orientada a la exportación, ustedes tuvieron una posición privilegiada tras la devaluación.
–Hay un error al considerar que la devaluación licua todos los costos. Porque otros suben mucho más. Las crisis nunca ayudan a los que hacen propuestas de largo plazo como nosotros.
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