ECONOMíA › RESCISION DEL CONTRATO A REPSOL
› Por Oscar Guisoni
desde Madrid
La hispano-argentina Repsol YPF y la española Gas Natural sufrieron ayer en la bolsa madrileña el impacto del golpe propinado por Sonatrach, la petrolera estatal de Argelia, que el pasado lunes se apropió de su proyecto estrella rescindiéndoles un contrato por 5200 millones de euros para la explotación de gas en el país norafricano. Mientras Gas Natural perdió el 2,02 por ciento de su valor en bolsa, Repsol se dejó el 0,42 por ciento en un día en el que el parqué madrileño operó en alza. La medida tomada por el Estado argelino provocó la reacción del ministro de industria español, Joan Clos, que expresó la “preocupación y el malestar” de la administración de José Luis Rodríguez Zapatero ante lo que considera una maniobra ilegal de fuerte contenido político.
El proyecto llamado Gassi Touil en el que Repsol tenía un 39 por ciento y Gas Natural el 26 había sido adjudicado mediante concurso internacional en 2004 y tenía una duración de treinta años. A pesar de que ayer la más golpeada por los inversores resultó ser Gas Natural, la principal preocupación de las autoridades españolas tiene relación con Repsol YPF, ya que este proyecto estaba considerado por la empresa como el mayor intento de diversificar sus operaciones fuera de la Argentina y perder su ya endémica vulnerabilidad ante una posible OPA hostil de la competencia.
El conflicto, que apenas comienza y tendrá su continuidad en los tribunales internacionales, se enmarca en la creciente tendencia de los países productores de gas y petróleo a controlar sus recursos naturales, dejando de lado las grandes compañías multinacionales. En ese sentido, la medida tomada por Argelia se encuentra en la senda de las políticas implementadas en los últimos tiempos por Rusia, gran productor y mayor proveedor de gas de la Unión Europea, o por la Venezuela de Hugo Chávez y la Bolivia de Evo Morales, dos países que le han propinado más de un disgusto a la petrolera hispano-argentina a lo largo de los dos últimos años.
De todas formas, el gobierno español no ha querido echar leña al fuego y prefirió restarles calado a las declaraciones de Joan Clos a través de su ministro de Relaciones Exteriores, Miguel Angel Moratinos, quien prefirió señalar que “se trata de un problema entre empresas”. Argelia suministra el 30 por ciento del gas que se consume en España y aumentará su cuota de mercado en la Unión Europea cuando esté listo el segundo gasoducto que atraviesa el Mediterráneo y que se haya todavía en fase de construcción.
Los analistas reconocen que la nueva ley de hidrocarburos aprobada por Argelia, que otorga el control absoluto del Estado sobre los recursos naturales, anunciaba ya hace unos meses que se avecinaban medidas de esta naturaleza. Además, el aumento del precio internacional del gas contribuyó a solucionar los problemas económicos de la estatal Sonatrach. Como afirmó ayer el ministro argelino de Energía, Chakib Jelil, a la agencia DPA, “tenemos el dinero, las reservas, el mercado y la tecnología. ¿Qué es lo que pueden aportar ellos?”
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