Mar 18.09.2007

ECONOMíA

Los pelos de Alan Greenspan

› Por Alfredo Zaiat

Una de las costumbres de la política estadounidense es que las grandes personalidades que transitaron la Casa Blanca o puestos de muchos poder, como la presidencia de la Reserva Federal, escriban sus memorias. Publican su historia un par de años después de haberse alejado de la función pública. Lo hizo Bill Clinton en su momento y ahora también Alan Greenspan, el hombre fuerte de la banca central de Estados Unidos y con un poder de influencia en el mercado financiero que superaba los límites de su país. Y como se trata de vender el libro de 544 páginas, por el que cobró un millonario adelanto, el críptico Greenspan durante los poco más de 18 años al frente de la FED se transformó en un atrevido provocador. Una muestra, para consumo argentino: comparó a Juan Domingo Perón con el actual dictador de Zimbabwe, Robert Mugabe. Otra, para el paladar de Estados Unidos: aseguró que la decisión de George W. Bush de invadir de Irak fue simplemente por el petróleo.

En sus memorias, La era de la turbulencia: aventuras en un mundo nuevo, y por las que ha recibido un adelanto de ocho millones de dólares, el hombre de 81 años abandonó declaraciones ambiguas y eufemismos. Greenspan volvió a demostrar que líderes de las potencias económicas son implacables desde el llano con quienes pasaron a habitar los despachos del poder en Estados Unidos, a la vez que se revelan prejuiciosos y, en alguna medida, con escasa información y preconceptos sobre países alejados del ombligo de Washington, como Argentina. Las frases referidas al país confirman esa peculiaridad, que aquí algunos denominan cariñosamente “gorilismo”:

- “Argentina perdió terreno en las comparaciones económicas internacionales, especialmente durante el régimen autocrático de Juan Perón.”

- “Dirigentes populistas pueden cambiar la Constitución estadounidense o su cultura para sembrar la devastación de Perón o Mugabe.”

- Elogió al ex ministro de Economía Domingo Cavallo por impulsar la convertibilidad en 1991, incluyéndolo en una lista de “técnicos económicos que, sin duda, tienen las credenciales para llevar a América latina hacia una nueva dirección”. Se olvidó de mencionar que ese mismo “técnico” hizo explotar ese modelo, provocando una crisis de proporciones.

- Crisis financiera que sorprendió a Greenspan por su rápida solución, al afirmar que “la masiva cesación de pagos de la deuda argentina causó un período inicial de creciente inflación y de las tasas de interés, aunque para mi mayor sorpresa, la tranquilidad financiera fue restaurada de forma relativamente rápida”.

- Como la veloz resolución lo descolocó en su evaluación, el ex presidente de la FED apeló a la ironía para desmerecer el esfuerzo de Argentina para superar la crisis. Aseguró que, “dentro de una década, sospecho que los historiadores económicos llegarán a la conclusión de que las fuerzas antiinflacionistas de la globalización facilitaron el ajuste”.

Para no desentonar con la visión conservadora sobre los procesos políticos latinoamericanos, Greenspan arremetió contra el populismo. Ayer era Perón, hoy es Hugo Chávez, según el ex titular de la FED. “El populismo económico hace amplias promesas sin tener en cuenta cómo financiarlas”, escribió en el capítulo dedicado a América latina. Afirmó que la región pasó de una crisis a otra de los ’70 a los ’90 porque “América latina no ha sido capaz de conseguir dejar el populismo económico que desarmó simbólicamente a todo un continente en la competición con el resto del mundo”. Como ejemplo, Greenspan volvió en la comparación con Mugabe, pero ahora asociándolo a Chávez, que “está siguiendo el ejemplo del gobernante de Zimbabwe, que entregó las tierras confiscadas a los blancos (...) a sus partidarios (...) que no estaban preparados para manejarlas. Según Greenspan, Chávez no sabe manejar el petróleo y Pdvsa.

También se refirió a la actual crisis financiera internacional, pero en este caso evitó hacer referencia a una cuestión que es mencionada por analistas internacionales sobre el origen del actual desequilibrio: la política de Greenspan a partir de 2001 de reducir la tasa de interés al uno por ciento anual, que alentó el nacimiento de la burbuja inmobiliaria que acaba de explotar.

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