ECONOMíA › SE IMPORTA MAS COMBUSTIBLES Y ELECTRICIDAD DE LO
El cuadro energético deteriora el superávit comercial, pilar del modelo económico. Las altísimas cotizaciones de las commodities sostienen la balanza, aunque el excedente será bastante inferior a los últimos cinco años.
› Por Marcelo Zlotogwiazda
Desde julio de este año el país está importando más electricidad y combustibles de lo que exporta, una situación inédita en muchísimos años que es consecuencia de la crisis energética y de la creciente demanda del parque automotor. Ese déficit en particular y el aumento generalizado en las importaciones son las principales causas del fuerte deterioro que registra el superávit de la balanza comercial, que es uno de los pilares en los que se sustenta el actual modelo macroeconómico. De todas formas, el nivel extraordinariamente alto de las cotizaciones actuales y proyectadas del trigo, del maíz y de la soja lleva a que los especialistas pronostiquen que el excedente del intercambio externo se mantendrá elevado este año y el que viene, aunque en niveles bastante inferiores al de los últimos cinco años.
Tanto en julio como en agosto el comercio internacional de los distintos tipos de energía (petróleo, derivados, electricidad y gas) tuvo saldo negativo de 23 y 96 millones de dólares, respectivamente. Si bien no son cifras significativas para las magnitudes de todo el intercambio comercial, el déficit energético cobra otra dimensión al considerar que por lo menos desde 2003 hasta abril de este año el rubro venía aportando entre 400 y 500 millones de dólares por mes al superávit. No es casual que el excedente de la balanza comercial en agosto haya bajado 542 millones de dólares respecto a los 958 millones que alcanzó en igual mes de 2006.
El saldo del comercio exterior de energía para todo 2007 terminaría positivo en unos 3800 millones de dólares, lo que implica una caída de 2000 millones en comparación con el año pasado. Las proyecciones para el año que viene reducen el excedente en otros 1500 millones de dólares
Además del impacto de la crisis energética, se observa que las importaciones están subiendo en general mucho más que las exportaciones: en los primeros ocho meses del año las primeras se incrementaron un 30 por ciento en relación con igual período de 2006, mientras que las exportaciones se expandieron al 14 por ciento, es decir a un ritmo que no llega ni a la mitad.
Aún así, el superávit proyectado para el año en curso es del orden de los 10.000 millones de dólares, que si bien implicaría una caída de alrededor de 2500 millones seguiría dejando un apreciable margen de maniobra externo.
En cuanto al año próximo, el proyecto de Presupuesto que presentó el Ejecutivo prevé mantener el saldo positivo de 10.500 millones, aunque algunos cálculos privados como el de la consultora Abeceb lo rebaja a 8200 millones. Es un tercio menos que el sobrante promedio del trienio 2004-2006, pero todavía lejos de activar alguna alarma.
Si hay un factor clave para explicar por qué la holgura del superávit por ahora no está en riesgo a pesar de la pérdida del aporte energético y del fuerte aumento de las importaciones, es la extraordinaria revalorización de los principales productos de exportación argentinos. De acuerdo con los datos del Indec, el valor de la tonelada de maíz en el segundo trimestre del año fue un 59 por ciento más alto que dos años atrás, el del trigo un 42 por ciento superior, y el del aceite de soja un 30 por ciento. Y en el tercer trimestre del año las cotizaciones siguieron en alza.
El complejo sojero (porotos, harina y aceite) facturó un 23 por ciento del total de ventas externas de los primeros ocho meses del año (34.200 millones de dólares). Si se agrega el aporte del maíz y el trigo se llega a que esos tres productos suman un 30 por ciento de las exportaciones argentinas. Son 5 puntos porcentuales más de participación respecto al período enero-agosto del año pasado, ganados con un aumento en las ventas externas de casi 2900 millones de dólares (7600 a 10.400 millones).
Es decir que el superávit perderá este año unos 2000 millones de dólares de energía, y en tan sólo ocho meses ganó cerca de 3000 millones gracias a la soja, el maíz y el trigo.
Por suerte, los especialistas vaticinan que esos tres productos que apuntalan el saldo favorable de la balanza comercial continuarán con valores internacionales altos. Curiosamente, uno de los fundamentos de ese optimismo es la creciente demanda de soja y maíz para uso energético como biocombustibles.
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