La cotización record de los principales commodities agrícolas está volviendo a generar tensiones entre el Gobierno y los empresarios. Los integrantes de la cadena del trigo se reunieron ayer en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires para elaborar una propuesta que planean presentarle al ministro de Economía, Miguel Peirano. El reclamo central es la apertura del registro de exportación de la próxima cosecha. Desde comienzos de año, el cereal duplicó su valor en dólares en las operaciones del Mercado de Chicago y desde agosto acumula una suba de casi 50 por ciento, debido a la retracción mundial de la oferta. El objetivo de los empresarios es obtener el precio más alto posible, pero en el Gobierno temen que la suba impacte en el mercado interno y demoran la resolución mientras evalúan una nueva suba de las retenciones que también alcanzaría a la soja.

Las perspectivas del mercado del trigo son tan favorables que las principales cerealeras ya compraron cerca de 6 millones de toneladas de la próxima cosecha, aún con el registro de exportaciones cerrado. Lo que hacen es ofrecer un poco menos de lo que pagarían con el registro abierto y luego presionan para que se abra. Los productores también se suman al reclamo porque saben que con el registro abierto podrían pedirle un mejor precio al exportador. Además, reclaman que se elimine el precio de referencia para el trigo que se vende al mercado interno.

Hasta el momento, el Gobierno combinó restricciones a la exportación con la fijación de un precio de 370 pesos para la tonelada de trigo que se destina al mercado interno. Así buscó evitar que las fuertes subas registradas en el mercado internacional impactaran en los valores de productos sensibles de la canasta, como pan, harina y fideos.

Para mantener el precio interno a 370 pesos por tonelada creó un Fondo Compensador, financiado con el aumento de retenciones a la soja implementado en enero que sirve para subsidiar a molinos y productores. A los primeros les paga la diferencia entre los 370 pesos y el precio de pizarra que recibe el productor (cerca de 420 pesos), mientras que a los segundos les cubre el 85 por ciento de la diferencia entre el precio de pizarra y la cotización internacional, descontadas las retenciones y los costos de puerto y transporte.

Los empresarios se quejan de las intervenciones que lleva adelante el Gobierno y reclaman una “mesa de diálogo” para modificar la situación. Arturo Lavallol, vicepresidente de la Sociedad Rural, fue uno de los que manifestó su preocupación recientemente por “la falta de una definición sobre el método de comercialización para la próxima campaña de trigo y el empeño en seguir limitando el precio para el productor con la excusa de su incidencia en el valor del pan, cuando ésta es apenas del 15 por ciento y sólo se utiliza una parte menor de la cosecha para su producción”.

Son todas presiones para ganar más, porque ningún eslabón está perdiendo plata actualmente, sino todo lo contrario. Un informe de la consultora privada IES informó ayer que las exportaciones agrícolas alcanzaron los 11.829 millones de dólares en los primeros ocho meses del año, un 34,5 por ciento más que en el mismo período del año anterior, debido al incremento del valor de los cereales que subieron 77 por ciento.

Al descomponer los envíos por producto, se observa que la suba fue impulsada fundamentalmente por el maíz, que casi triplicó sus ingresos, en tanto que el trigo también exhibió un buen desempeño al duplicarse. En el primer caso, los envíos totalizaron 1693 millones de dólares y en el segundo 1279 millones.