El candidato a vice del FPV dijo que en noviembre se empezará a trabajar con una metodología como la estadounidense, que mide los precios evitando la incidencia de subas estacionales.
En medio de la polémica por los índices de precios, el gobernador de Mendoza y candidato a vicepresidente por el Frente para la Victoria, Julio Cobos, anticipó que a partir de noviembre el Indec comenzará a medir la evolución de los precios al consumidor adaptado del sistema estadounidense, conocido como “Core Inflation”, inflación “núcleo” o inflación estructural. Según explicó Cobos, el método estadounidense permite evitar la incidencia de aumentos excesivos por razones de estacionalidad, excluyéndolos de la medición “si tienen bajo consumo o no son de primera necesidad”.
Sobre el cambio del índice de precios hacia otro que mida la inflación subyacente se viene hablando, por lo menos, desde hace un año y medio. Precisamente, fue entre abril y mayo del año pasado cuando la Subgerencia General de Investigaciones Económicas del Banco Central le acercó al titular de la entidad, Martín Redrado, un informe en el que menciona que “debido a que la inflación relevante parece no estar adecuadamente medida por los índices de precios al consumidor convencionales, se requiere calcular medidas de inflación subyacente que reflejen los movimientos conjuntos y persistentes en los precios de la economía”.
Se desconoce hasta dónde prosperó la idea, pero ayer Cobos aseguró que, según se lo había comunicado el presidente Néstor Kirchner el miércoles de esta semana, a partir de noviembre se implementará “el cambio de metodología”, mientras que su aplicación “llevará un tiempo más”. Según algunas especulaciones, la intención oficial sería aplicarlo a partir del 1º de enero próximo.
Un índice similar a los que se utilizan en Estados Unidos supondría cambiar las ponderaciones de los componentes del IPC, quitándoles peso a los de mayor variación estacional, y sustituiría a aquellos de modificaciones más bruscas por otros productos que se considere podrían ser de preferencia del público por diferencia de precios. De tal modo, se busca que sólo queden reflejados en el índice las modificaciones “permanentes” y estructurales de precios, lo que resultaría en una tasa más pareja y sin grandes saltos.
Frente al cuadro de desconfianza actual, el intento de modificación del índice sólo podrá levantar más sospechas y críticas. El Indec trabaja hace ya varios meses en una readecuación de los indicadores de precios, en base a sus últimas encuestas de consumo, buscando una composición del presupuesto familiar más semejante al real que el resultante de la encuesta de hogares de 1996/97, que es la que actualmente está en uso. Pero frente a la polémica con ribetes de escándalo desatada en torno de la elaboración de las estadísticas oficiales, dichas intenciones quedan absolutamente devaluadas.
Personal jerárquico del Indec venía trabajando, en colaboración con técnicos de Estados Unidos y España, en la actualización del IPC, en el marco del Programa Estadístico Nacional 2007/2010. Pero no está claro en qué condiciones continuó esta tarea tras la ampliación del conflicto entre el personal y las autoridades del Indec nombradas a instancia del secretario de Comercio, Guillermo Moreno.
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