Aprovechando el respaldo del Fondo Monetario, los banqueros quieren del gobierno de Duhalde mucho más de lo que se cree. Ayer, se realizó en Casa de Gobierno una reunión cumbre entre los principales representantes de los bancos, legisladores, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, y el titular del Banco Central, Aldo Pignanelli. Públicamente, el encuentro fue solicitado por los banqueros, para rechazar dos leyes votadas por el Congreso: la postergación por 60 días de la aplicación del CER, para los créditos de entre 100 mil y 400 mil pesos, y la suspensión por 90 días de las ejecuciones a deudores morosos. Sin embargo, la banca pretende que Lavagna les abra una agenda mucho más amplia: compensación por amparos, por la eliminación del CER a los créditos inferiores a 100 mil pesos, y reapertura del canje de depósitos por bonos, entre otros temas de una larga lista. No llegaron a un acuerdo y volverán a reunirse el miércoles, para seguir negociando.
El tema de la postergación de la aplicación del CER y de la suspensión de ejecuciones hipotecarias es apenas la punta del iceberg en la nueva guerra desatada en los últimos días entre los banqueros y el Ministerio de Economía. Por caso, la postergación del CER votada por el Congreso abarca a una franja estrecha de deudores pequeños y medianos y tiene un plazo limitado de apenas 2 meses. El horizonte temporal de la suspensión de ejecuciones no es mucho mayor, y de hecho ningún banco está demasiado interesado en empezar las ejecuciones inmediatamente.
Más irritante para los banqueros resulta la media sanción del proyecto de ley que prevé la restitución de una tasa del 2 por ciento sobre los depósitos para financiar a la asociación bancaria. O el proyecto que prevé la obligación de que las casas de matrices de los bancos extranjeros garanticen con fondos propios la operatoria de sus filiales.
“El Congreso está descontrolado. Hay 70 proyectos de ley distintos sobre el CER, los amparos, el corralito. Es el caos”, exageró ante este diario el ejecutivo de un banco extranjero. Según el mismo hombre de negocios, la reunión apuntó a calmar una supuesta avanzada de los legisladores sobre intereses de los bancos: “Tenemos que ponerle un corralito al Congreso”, ironizó.
Del encuentro participaron, además de Lavagna y Pignanelli, el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, y los diputados del PJ Rodolfo Frigeri, Humberto Roggero, Elsa Correa y Guillermo Corfield, entre otros. Por el lado de los banqueros, estuvieron presentes los titulares de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), Mario Vicens, de la Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina (ABAPPRA), Carlos Heller, del Banco Provincia de Buenos Aires, Ricardo Gutiérrez, y del Hipotecario, Miguel Kiguel.
Sin embargo, la aspiración de los banqueros va mucho más allá. Y se guía por un listado de reclamos que ya le plantearon a Lavagna, por ahora, sin éxito. Es el siguiente:
- Bono de compensación por los depósitos retirados de los bancos vía amparos, unos 5000 millones de pesos.
- Bono de compensación por la eliminación del CER para los créditos hipotecarios inferiores a 100 mil pesos, los prendarios inferiores a 30 mil pesos y los personales menores de 12 mil pesos.
- Resolución definitiva de los amparos.
- Reapertura del canje de depósitos por bonos, o, en su defecto, una nueva reprogramación de depósitos, estirando los plazos de devolución.
- Instrumentación del bono de compensación por la pesificación asimétrica, valuado en unos 10.000 millones de dólares.
En Economía dicen que los bancos están aprovechando las negociaciones abiertas con el FMI, que se muestra siempre predispuesto a escucharlos, para volver a la carga con sus pretensiones. Y especulan con que cualquier elemento es bueno para presionar. Por ejemplo, la amenaza de que si no llegan a un acuerdo con el Gobierno podrían subir hasta un 70 por ciento las tasas de interés cobradas sobre los créditos pactados a tasa variable (ver aparte).
Según pudo saber este diario, el planteo de Lavagna será frontal: si siguen presionando, se quedarán sin nada, ni siquiera el bono de compensación por la pesificación asimétrica, cuya instrumentación quedará entonces para el próximo gobierno. Más aún, pese a las versiones que circularon, un estrecho colaborador del ministro fue ayer categórico: “Economía no quiere vetar la ley de prórroga del CER y de las ejecuciones. Puede complicar un poco las cosas, pero no se puede dejar que los bancos se metan en las negociaciones con el Fondo”, explicó.