El proyecto fue convertido en ley por el Senado, en apenas 15 minutos de debate y con sólo dos abstenciones. Los que tengan activos superiores a los 305 mil pesos pagan sobre el total. Es decir que no hay más mínimo no imponible.
El Senado aprobó y convirtió en ley el proyecto que eleva el patrimonio mínimo para el pago del impuesto de Bienes Personales de 102.000 pesos a 305.000 pesos y establece nuevas alícuotas progresivas para sectores de mayores recursos. El proyecto fue aprobado con 37 votos a favor y dos abstenciones, tras un debate de sólo quince minutos que contrasta con el tratamiento que le dio la semana pasada la Cámara de Diputados, donde la norma fue debatida de manera extensa y hasta las primeras horas del día siguiente.
El expediente ingresó al Senado este lunes, por lo que fue dictaminado rápidamente ayer a la mañana por la comisión de Presupuesto y Hacienda, y pasó a ser tratado sobre tablas en la sesión convocada para unas horas después.
La iniciativa que fue impulsada por el Poder Ejecutivo nacional, establece en 305.000 pesos el monto a partir del cual se deberá pagar el Impuesto a los Bienes Personales. Hasta la modificación de la ley, el gravamen se pagaba como una tasa única sobre el excedente de un monto mínimo de 102.300 pesos.
A partir del nuevo texto, los contribuyentes deberán pagar el 0,5 por ciento del impuesto a los bienes personales cuando su patrimonio gravado se ubique entre 305.000 y los 750.000 pesos. La tasa se eleva al 0,75 por ciento para patrimonios valuados entre 750 mil y 2 millones de pesos, y al uno por ciento cuando el activo gravado esté valuado entre 2 y 5 millones de pesos. Por encima de esta última cifra, los propietarios de ese nivel de riqueza tributarán una tasa del 1,25 por ciento sobre la misma.
La nueva escala es retroactiva al 1º de enero de este año, por lo que la AFIP deberá devolver dinero a quienes pagaron anticipos de más.
El titular de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, el chaqueño Jorge Capitanich, gobernador electo de su provincia, remarcó que “la modificación que se introduce es que además de perfeccionar la redacción para la valuación de los bienes inmuebles incorporando el valor fiscal, también se exime absolutamente del pago de impuesto a quienes tengan activos inferiores a 305 mil pesos”. Capitanich destacó que en activos mayores a esa cifra el impuesto se abona en “escala de carácter progresivo”. El diputado chaqueño había pedido ser el defensor del presupuesto como última acción de su gestión en el Senado, antes de jurar como nuevo gobernador de su provincia, cargo que conquistó por un estrecho resultado.
El titular del bloque radical, Ernesto Sanz, apoyó la iniciativa argumentando que “significa una adecuación positiva” lo que consideró “el hecho de convertir en progresivo un impuesto que se había tornado regresivo”.
El socialista Rubén Giustiniani sostuvo que la modificación del impuesto es “positiva”, aunque criticó que “no se permita que se tribute sobre el excedente” porque, según consideró, es “injusto que el que tiene bienes por 306 mil pesos contribuya sobre el monto total, y el que tiene 305 mil esté exento” del impuesto.
En cambio, el justicialista disidente Adolfo Rodríguez Saá, uno de los que se abstuvo junto con su compañera de bancada, Liliana Negre, remarcó que es “justo que se eleve el mínimo no imponible”, pero señaló que “es inconveniente esta forma de agravar la situación de la clase media”.
Economistas de diferentes sectores coincidieron en la necesidad de subir el patrimonio mínimo a partir del cual debe pagarse el impuesto, por considerar que el monto de 102.000 pesos estaba desactualizado. Marcelo Lascano, Orlando Ferreres, Oscar Liberman (Fundación Mercado) y Ricardo Delgado (Ecolatina) coincidieron en apoyar el proyecto que “corrige y actualiza” el valor de piso del impuesto.
Sin embargo, Lascano dijo que “no me parece bien la estructura en cuanto a cómo se debe ajustar, porque antes el que tenía por ejemplo más de 102.300 pesos pagaba por el excedente y nada más, ahora el que tenga un poco más de 305 mil, y aunque no llegue a los 750.000, pagará el 0,5 por ciento, como si lo tuviera”. “Esto es para mí un retroceso que va contra la gente que tiene bienes registrables, que en su mayoría es la clase media. Los que tienen más bienes, en cambio, no siempre la tienen registrada ya que puede estar en un cuadro, en cuentas en el exterior, en fin”, opinó el economista.
Por su parte, Ferreres coincidió en que “el cambio de la alícuota debería haber sido gradual, como antes”, aunque resaltó que “pagarán más los que tienen más”. El ex viceministro de Economía en la primera etapa del menemismo pidió además “una reforma tributaria integral”, al explicar que “en la década de los 90 se establecieron demasiados impuestos como el IVA, el impuesto a las Ganancias, y nunca se sacó ninguno desde entonces, lo cual genera una percepción negativa”.
Algo similar dijo Liberman, quien recomendó “ir hacia un sistema fiscal donde no haya superposición de bases tributarias, ya que así quedan sectores en el medio que tributan en parte como asalariados y en parte como cuentapropistas”. En el mismo sentido, pidió “un debate más profundo en todo el sistema tributario para lograr competitividad, y yo creo que eso se logra sólo bajando impuestos y no de otra manera”, opinó.
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