Con la reanudación ayer de las arduas y largas reuniones que habían comenzado el lunes entre representantes de los tamberos, las industrias y el gobierno nacional, se esperaba dar un cierre al conflicto lechero. Sin embargo, los representantes de los productores tamberos pidieron un nuevo compás de espera para volver a analizar la propuesta oficial, demorando un acuerdo que el Gobierno tenía urgencia en firmar.

En rigor, el encuentro de ayer entre industriales, productores y representantes oficiales continuó la discusión de la propuesta del Gobierno que ya se manejaba el lunes casi sin modificaciones. La misma incluía, como puntos básicos, que los precios de la leche destinada a la exportación no podrían exceder los 78 centavos, para el mercado interno se mantendría el precio en los niveles actuales (entre 80 y 85 centavos por litro) y, finalmente, se considera una suerte de salvedad para el precio de referencia a quienes aumenten la producción en un 5 por ciento.

La Mesa Nacional de Productores de Leche que nuclea a representantes de las Confederaciones Rurales Argentinas, la Sociedad Rural Argentina, la Federación Agraria Argentina, entre otras, emitió un comunicado en la tarde de ayer dejando en claro su postura. A través del mismo se daba a conocer que luego de recibir el acuerdo-marco de manos de Javier de Urquiza y Guillermo Moreno, los productores solicitaron un plazo de aproximadamente diez días “para estudiar la propuesta”, manteniendo las actuales condiciones de mercado.

Por su parte, en diálogo con Página/12, uno de los presentes en la reunión, Guillermo Gianassi, referente de lechería de la Federación Agraria Argentina, comentó que luego de las negociaciones de ayer y hoy pidieron ese intervalo “para consultar el tema con los mismos productores”.

Concretamente, algunas de las dudas que tienen los productores, que analizarán antes de dar su respuesta a Moreno y De Urquiza, se vinculan con la forma en que el Gobierno llevaría a la práctica el plan. Particularmente, sobre cómo haría para controlar que la leche de un mismo productor se destine específicamente a la exportación o al mercado interno. En definitiva, la “complicada implementación” que tendría este plan genera el temor en los tamberos de que finalmente esto se traduzca, acaso discrecionalmente, en un precio general más bajo.