ECONOMíA › EL CONGRESO APROBARIA HOY LA LEY PARA CAMBIAR LA HORA OFICIAL
El Senado tratará de sacar de manera expeditiva el proyecto oficial para adelantar los relojes una hora. Si lo logra, Diputados buscará completar el trámite parlamentario hoy mismo. El Gobierno destaca la importancia de la medida. Polémica con provincias.
Si la estrategia oficialista es exitosa, tal como se prevé, el Congreso podría sancionar hoy mismo la ley que permitirá modificar la hora oficial en todo el territorio nacional, adelantando los relojes una hora en el período estival. La iniciativa es parte del plan anunciado el último viernes por el Gobierno para estimular el ahorro de energía a través de una batería de medidas cuyo efecto global está en discusión. Para el ministro de Planificación, Julio De Vido, el programa permitiría economizar el equivalente a la potencia generada por tres usinas térmicas entre medianas y grandes. Varios especialistas del sector, sin embargo, ponen en duda una meta tan ambiciosa, aunque nadie discute la necesidad de limitar la demanda para evitar una posible crisis en el invierno.
La modificación de la hora es el único cambio del menú propuesto que requiere aval parlamentario y, como el proyecto de ley girado aún no tiene dictamen, se necesita la aprobación a través de los dos tercios de ambas cámaras. La discusión comenzaría hoy en el Senado, donde el oficialista Miguel Pichetto estuvo haciendo gestiones para garantizar la asistencia y sumar votos de otros bloques. Si este trámite se resuelve con rapidez, la media sanción se completaría en la misma jornada, ya que pasaría de inmediato a Diputados para su análisis. Aquí la responsabilidad principal recae en Agustín Rossi, jefe del bloque del Frente para la Victoria, quien el último fin de semana estuvo en contacto con su par de la Cámara alta para diseñar la expeditiva estrategia con una insoslayable dato a favor: la bancada oficialista tiene amplia mayoría en ambas cámaras.
A ese marco político favorable hay que sumar la pública adhesión de un importante núcleo de provincias dispuestas a seguir las directivas impartidas desde el gobierno nacional, que también incluyen medidas para limitar el consumo en el ámbito de la administración pública –tanto en las oficinas como en el alumbrado callejero–, el recambio masivo de lámparas tradicionales por otras de bajo consumo o el etiquetado de electrodomésticos para distinguir a los que demandan menor energía.
El respaldo de los gobernadores de las provincias más importantes del país como Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza no invalida las observaciones técnicas que se ganó el plan propuesto desde Planificación, en particular la del cambio de hora para el período que se extiende desde el 30 de diciembre al 16 de marzo.
Si el proyecto finalmente se transforma en ley, el penúltimo día del año habría que adelantar los relojes 60 minutos. Pero este mecanismo inspirado en el afán de aprovechar mejor la luz solar no tiene idéntico impacto en todas las zonas el país, y aquellas que están ubicadas al oeste correrían el riesgo de quedar descolocadas con noches veraniegas iluminadas más allá de la jornada laboral y comercial y amaneceres en penumbra.
El gobernador riojano Beder Herrera apoya el plan. Sin embargo, un meteorólogo de su provincia advirtió ayer que La Rioja ya está 1,28 hora “corrida” respecto de Buenos Aires por su localización occidental y que el cambio previsto distorsionaría aún más esta situación. Gerardo Rabinovich, consultor especialista del Instituto General Mosconi, coincide en que un cambio uniforme para todo el país puede entrañar más complicaciones que ventajas, ya que Argentina quedó ubicada desde 1992 en un huso que es una hora menos que la que correspondería (-3 en relación al -4 respecto del meridiano de Greenwich) y que la corrección en cierne dejaría a estados como el mendocino en una posición compleja. La clave, según parece, no es el corrimiento en sí sino el hecho de imponerlo para todo el país.
El otro gran punto de discusión es cuánto podría ahorrarse con esta medida o con el conjunto de reglas. Según aseguró De Vido, el plan permitiría economizar unos 2623 megavatios anuales, equivalente a la potencia que generarán tres centrales como la Belgrano o San Martín. Pero el enunciado genera muchas dudas, básicamente porque no hay una garantía cierta de la conducta que tendrán los usuarios inducidos a modificar sus hábitos de consumo pero no sujetos a penas por no hacerlo.
Según el ex secretario de Energía de la Alianza y del menemismo, Carlos Bastos, el cambio de hora permitiría ahorrar “no más del 2 por ciento” total de la demanda. Pero sólo el crecimiento anual vegetativo de hoy está cerca del 7 por ciento anual, al que habría que añadirle el impulso que le da una actividad económica vigorosa. Así las cosas, nada garantiza que aún con el plan ejecutado a pleno pueda evitarse una crisis en el invierno ante un pico de demanda.
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