Gran número de usuarios de agua potable en el área metropolitana se vieron afectados por problemas de baja presión o, directamente, interrupción de servicio en las últimas 48 horas, como consecuencia de desperfectos en la planta potabilizadora General San Martín de la concesionaria Aysa (ex Aguas Argentinas), ubicada en el barrio porteño de Palermo. Aunque en menor magnitud, por la cantidad de vecinos alcanzados y por la duración de la insuficiencia, también se verificaron dificultades en el servicio eléctrico, tanto en la Ciudad Autónoma como en el Gran Buenos Aires.

Los más de 38 grados de temperatura en la tarde del lunes 31 vinieron acompañados de falta de agua y electricidad. La empresa Aysa reconoció, a través de un comunicado, el desabastecimiento de agua potable “por problemas en la planta potabilizadora General San Martín”, ubicada en la intersección de las avenidas La Pampa y Figueroa Alcorta, lo que dejó a algunas zonas con problemas de baja presión o falta de agua.

“El alto consumo que se viene verificando debido a las altas temperaturas está retrasando alcanzar los niveles de presión óptimos”, explicó Aysa en un comunicado difundido ayer. Mientras el restablecimiento del servicio en condiciones normales se demoraba, la concesionaria implementó un operativo de emergencia con camiones cisterna “para atender las necesidades de los usuarios más sensibles, como son los hospitales, los centros de salud, los geriátricos y los asilos”.

Los vecinos porteños denunciaron situaciones de baja presión, turbiedad o falta de suministro en barrios del centro y norte de la ciudad (Caballito, Flores, Floresta, Saavedra y Belgrano, entre otros), aunque también se observaron dificultades en distritos del norte del conurbano (Tigre, San Fernando y Vicente López), el oeste (La Matanza, Almirante Brown) y el sur (Quilmes).

En tanto, se denunciaron diversos focos de conflicto en el suministro eléctrico a lo largo y ancho de la red urbana. Tanto en Edenor como en Edesur se señaló que “la operación fue normal para días de tanto calor, con demandas extremas por las exigencias climáticas, pero a la vez compensada por la menor presencia de gente en la ciudad”. Pese a esa condición, que permitió promediar un consumo casi normal, los picos de demanda en algunas áreas y determinados horarios provocaron cortes parciales en la red de baja tensión, con duraciones que no superaron las tres horas, según las propias distribuidoras.

El inconveniente más significativo se registró en algunas manzanas de la zona norte de Capital Federal y del Gran Buenos Aires, cuyo servicio quedó interrumpido al quemarse un interruptor de una subestación, afectando a un conjunto de usuarios más vasto que cuando el problema se produce en la red de baja tensión. Ello ocurrió en las últimas horas del 31, y por la proximidad a la hora del brindis causó mayor reacción, incluso con dos cacerolazos improvisados en dos esquinas porteñas. Según la empresa distribuidora, el servicio se restableció en pocos minutos, pero fueron los suficientes para alcanzar cierta relevancia.

De todos modos, el hecho de que estas elevadísimas temperaturas se hayan dado en una fecha en la que gran cantidad de porteños está fuera de la ciudad, evitó que el sistema sufriera un impacto mayor. “Si hubiéramos tenido 38 grados el 20 de diciembre, estaríamos hablando de otra cosa”, estimó una fuente del sector, considerando afortunada la coincidencia del pico de calor con la salida de los porteños hacia destinos turísticos para pasar las fiestas.

Una de las tácticas que tiene previsto el Gobierno para evitar que la fuerte demanda del verano provoque problemas mayores al sector eléctrico es reemplazar las lámparas comunes por otras de bajo consumo en los hogares. El recambio, para el cual se pidió la colaboración de las distribuidoras, se encuentra por el momento demorado. La semana pasada se había anunciado, desde el Ministerio de Planificación, que el plan se pondría en marcha esta misma semana. Pero, hasta ayer, las distribuidoras no habían recibido ninguna instrucción sobre cómo implementar el plan “casa por casa”.