ECONOMíA › TENSION EN LOS MERCADOS POR LOS PROBLEMAS DE ESTADOS UNIDOS
Los inversores internacionales empiezan a descontar que la principal economía del mundo tendrá una caída abrupta. La inflación fue la más alta en 17 años. Se podría adelantar una nueva baja de la tasa de interés para paliar la crisis.
La inflación en los Estados Unidos alcanzó su nivel más elevado en 17 años. Trepó al 4,1 por ciento durante 2007 contra 2,5 por ciento del año anterior. A su vez, la Reserva Federal (banca central de ese país) publicó un informe en el que reconoció que las ventas navideñas resultaron “decepcionantes”. Ambos datos refuerzan las perspectivas negativas sobre la principal economía del mundo. Ayer, los principales recintos bursátiles volvieron a terminar con pérdidas, aunque atenuaron el derrape en la última hora de operaciones.
En la Bolsa de Buenos Aires, el índice de acciones líderes MerVal, que llegó a operar con una baja del 1,5 por ciento, finalizó con una merma del 0,2. En la primera quincena del año, el indicador acumuló un quebranto del 4 por ciento y quedó en 2065,8 puntos. El Dow Jones de la bolsa neoyorquina perdió 0,3 por ciento y el tecnológico Nasdaq, el 1 por ciento. En Asia y Europa, las bajas resultaron más amplias: Londres cedió 1,4 por ciento, Alemania, 1,3 y Madrid, 0,9. El Nikkei japonés cayó 3,4 por ciento y en Hong Kong, 5,4.
El ajuste en los mercados financieros da cuenta de que los inversores internacionales ya están descontando una recesión en Estados Unidos. Y esperan que la Reserva Federal profundice el operativo rescate de los operadores, incrementando las inyecciones de liquidez al golpeado sistema financiero y profundizando la tendencia bajista de la tasa de interés. Los grandes bancos de Wall Street quieren que la FED decrete un abaratamiento en el costo del dinero de tres cuarto de punto en su próxima reunión del día 30. Por ahora, el consenso es que esa baja será de medio punto, del actual 4,25 por ciento al 3,75. En Wall Street no descartan que la medida se adelante para los próximas días, en una reunión de directorio fuera de agenda. La FED actuó de manera sorpresiva después de septiembre de 2001, cuando el atentado a las Torres sorprendió y la incertidumbre sobre la economía era total.
Ben Bernanke, titular de la Reserva Federal, admitió que la economía “enfrenta desafíos” y que “los problemas en el mercado de créditos son tenaces”. Los dichos del banquero central, extraídos de un reportaje que le hicieran periodistas de The New York Times, serán publicados íntegramente el próximo domingo en la revista de ese matutino. Otro síntoma del temor a que se profundice la crisis fue la tasa implícita de los bonos a 10 años del Tesoro americano, que cayó a un nivel de apenas el 3,7 por ciento anual.
El escenario que manejan desde distintos bancos de inversión de Wall Street es que todavía no ha pasado lo peor de la crisis. Según los datos oficiales hasta ahora conocidos, la economía viene frenándose. En el tercer trimestre de 2007 se había expandido a un ritmo interanual del 4,9 por ciento. Las previsiones de los analistas es que de ese crecimiento se habría pasado al 1 por ciento en el último trimestre. Y que la caída del PIB recién se encontrará en los primeros nueve meses de este año, y será en torno a un punto del Producto. Los ajustes de los mercados de las últimas dos semanas están reflejando esas expectativas.
Una inflación más elevada a la prevista no hace más que complicar la situación. Impulsada por el costo de los combustibles, de algunos materiales industriales que utilizan al petróleo como insumo y también de los alimentos (en especial los lácteos), la inflación minorista fue la más alta desde 1990, bajo el gobierno de Bush padre.
Esa mayor inflación, sumado al recorte de salarios impuestos por algunas empresas y bancos, complicó los ingresos de los trabajadores. El alza de la tasa de desempleo, que se ubicó en el 5 por ciento, la más alta de los últimos años, completó un cuadro complicado al que se había desacostumbrado el estadounidense medio. Con la excepción del ajuste en las acciones de las puntocom en 2000, el ciclo económico fue positivo desde comienzos de la década del ’90.
En el gobierno argentino y en la city porteña creen que si la crisis se circunscribe a esa magnitud, la economía local no se resentirá. El argumento central es que se mantendrían en niveles altos los precios de las materias primas.
La base de la crisis actual radica en los denominados créditos subprime, líneas hipotecarias de baja calidad, que se hicieron impagables con la suba de las tasas de interés. A varios bancos de primera línea no les alcanzó con el auxilio de la Reserva Federal y tuvieron que buscar fondos de inversores extranjeros. En la lista figuran el Citi (el primer banco de Estados Unidos) y Merrill Lynch. Ayer, el JP Morgan, la tercera entidad financiera en importancia del país, reportó una caída del 30 por ciento en sus ganancias en el último trimestre.
El petróleo terminó ayer en baja una vez más, y durante la sesión llegó a caer por debajo de 90 dólares por barril bajo los efectos de un aumento, el primero en dos meses, de las reservas de crudo en Estados Unidos. Desde el comienzo del año, con su record de 100,09 dólares el 3 de enero, las cotizaciones perdieron cerca del 10 por ciento porque muchos están convencidos de que Estados Unidos está a punto de entrar en una recesión y que la demanda de petróleo se reducirá. Además, Arabia Saudita y otros miembros de la OPEP informaron que aumentarán la producción.
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